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Eurocopa

El rigor táctico corona a Grecia

La selección helena acaba con el mito de los grandes y se proclama campeona de la Eurocopa tras vencer en la final al anfitrión, Portugal

Portugal 0
Grecia 1

PORTUGAL: Ricardo (-); Miguel (*), Andrade (*), Carvalho (*), Nuno Valente (*); Figo (*), Maniche (*), Costinha (*), Deco (-); Ronaldo (*) y Pauleta (-).
Cambios: Nuno Gomes (*) por Pauleta, Rui Costa (*) por Costinha y Paulo Ferreira(*)por Miguel.

GRECIA: Nikopolidis (**); Seitaridis (**), Kapsis (**), Dellas (***), Fyssas (**); Zagorakis (***), Katsouranis (**), Basinas (**), Giannakopoulos (***), Charisteas (***); y Vryzas (**).
Cambios: Papadopoulos (*) por Vryzas y Venetidis (*) por Giannakopoulos.

Arbitro: Markus Merk (ALE). Enseñó tarjeta amarilla a Costinha (m. 11), Basinas (m.45), Seitaridis (m.62), Fyssas (m.66) y Papadopoulos (m.84) y a Valente (m.93).

Gol:

0-1: minuto 57: Charisteas, de cabeza.

Jenaro Lorente|LISBOA

La selección de Grecia acabó con el mito de los grandes. Los discípulos de Otto Rehhagel se proclamaron campeones de la Eurocopa venciendo en la final al anfitrión, Portugal, al que desquició de nuevo con un perfecto planteamiento defensivo y una asombrosa eficacia en el juego a balón parado.

Si ante la República Checa en las semifinales fue el central Dellas quien a la salida de un córner y de cabeza llevó a su equipo al triunfo, ayer lo hizo Charisteas. El delantero llevó a la red de Ricardo un balón procedente de un saque de esquina en el minuto 57 y también de cabeza.

Grecia, que ya había vencido a Portugal en el partido inaugural, volvió a sacar petróleo de su táctica. Defendió con una disciplina y fortaleza física ejemplar y aprovechó su oportunidad para anotar. Es el nuevo rey de Europa contra pronóstico, pero quizá merecidamente, por el magnífico concepto de equipo desarrollado.

Enseguida se vieron sobre el césped de La Luz las intenciones de los dos equipos. Ninguno renunció al estilo practicado durante el campeonato. Dos tipos diferentes y antagónicos, pero con idéntico resultado hasta el partido final.

Otto Rehhagel llevó a su equipo al envite definitivo con un fútbol defensivo y una disciplina de hierro. El técnico alemán no tiene dudas de cómo sacarle el mejor rendimiento al conjunto. Con un solo hombre en punta, el resto tiene una misión clara: proteger hasta la extenuación el área del cancerbero Nikopolidis.

Una lección que tienen muy bien aprendida sus pupilos y que practican con brillantez. Lo hacen con una eficacia casi perfecta en el repliegue. Cuando ataca el rival se cierran los cinco hombres que arropan a la línea defensiva, mientras que los dos hombres de banda, hoy Charisteas y Giannakopoulos, son dos atacantes más cuando su equipo tiene la posesión del balón.

Portugal es todo lo contrario. Fútbol ofensivo por los cuatro costados. Intentaron los de Luiz Felipe Scolari llevar, como en todo el torneo, la iniciativa del juego, tener el esférico en su poder. El técnico brasileño confió de nuevo para ello en la habilidad de hombres como Deco, Figo, Maniche y Costinha, en la calidad de Ronaldo y en el oportunismo de Pauleta en el ataque.

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