Rafael Soto, Beatriz Ferrer Salat, Juan Antonio Jiménez e Ignacio Rambla se han incrustado con lujo en la historia del medallero español en unos Juegos Olímpicos con un triunfo en la prueba ecuestre de doma clásica. Se trata de una modalidad prácticamente desconocida para el gran público y que ayer entró de golpe en millares de hogares. Elegantes y sonrientes, tres jinetes y una amazona exhibian con orgullo una medalla de plata. Se iniciaba un sábado de gloria para el deporte español (después cayeron medallas en vela y ciclismo en pista), aunque al mismo tiempo cuatro rostros prácticamente anónimos también saltaban al estrellato. En el caso de Rafael Soto, de 47 años de edad y nacido en Jerez, con una extrema vinculación con Mallorca.
Soto es un apellido reputado en el mundo de la hípica y también plenamente vinculado a la Isla, donde reside gran parte de su familia desde hace muchos años. Su hermano Pedro es uno de los responsables de la ganadería Ses Planes, ubicada en las proximidades de Esporles. La familia Soto ha vivido siempre muy cerca de los caballos de pura raza. Tanto el medallista olímpico Rafael como su hermano Pedro heredaron esta pasión de su padre, que también tenía su residencia fijada en Mallorca. Rafael es un asiduo de la Isla, donde guarda buenas amistades, entre ellas, la de Fausto Ferrero, propietario de Grup Fer, y otro gran amante y mecenas de la hípica.