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Motociclismo

Lorenzo presiona a Pedrosa

El mallorquín lidera la carrera del octavo de litro, pero capitula ante la potencia del campeón mundial Rossi prolonga su dinámica ganadora y Gibernau se queda sin gasolina en la última vuelta

Juan Antonio Lladós|BRNO
El esfuerzo realizado por el español Sete Gibernau (Honda RC 211 V) a lo largo de todo el Gran Premio de la República Checa de MotoGP que lideró durante más de doce vueltas acabó resultando un fiasco y entregando en bandeja una nueva victoria al italiano Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1). Rossi suma ya nueve victorias en lo que va de temporada, algo que además del italiano en 2003 con Honda y en 2004 con Yamaha, sólo había conseguido anteriormente el australiano Michael Doohan, quien además ostenta el récord absoluto de victorias en un año, con doce, y al cual todavía puede llegar el «plusmarquista» de Urbino.

Además, Rossi cuenta ya con una ventaja de 132 puntos respecto al más inmediato de sus perseguidores, que ahora es su compatriota Max Biaggi (Honda RC 211 V), después del infortunio de algunos de sus rivales más directos. Una vez más se podría decir que Valentino Rossi dispuso de la «suerte de los campeones», pues en esta ocasión, antaño ya sucediera, la carrera checa acabó resultando un mano a mano entre él y el vigente subcampeón mundial, Sete Gibernau, que estuvo en el polo opuesto de la fortuna, pero lo cierto es que para disfrutar de esos momentos hay que estar ahí.

Sete Gibernau, autor de la «pole position» también fue el más rápido en la salida, pero como un preludio de lo que luego sucedería Valentino Rossi se colocó rápido tras su rueda y antes de que concluyese la primera vuelta el italiano ya era líder, lo fue durante un total de diez vueltas, menos que Gibernau, pero cuando más importante era, al final.

Quedó claro que ninguno de los dos se iba a poder escapar de su oponente, ya que ambos intentaron tirar con fuerza para abrir un hueco cuando estuvieron al frente de la carrera, por lo que todo hizo presagiar una última vuelta de infarto y así comenzó, pero terminó de la forma más inesperada.

Rossi doblegó a Gibernau en la «chicane» previa a la recta de meta, quizás pensando en cerrar todos los huecos a su oponente, pero éste se pegó a él con la intención de buscar un hueco por donde meterse «hasta la cocina de su rival», pero la puerta se cerró literalmente en sus propias narices cuando su moto comenzó a fallar, probablemente al quedarse sin gasolina, ya que la Honda ha dado muestras a lo largo de todo el año de ser una de las mecánicas más fiables del campeonato.

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