Iván Muñoz
Tercera victoria de la SD Eivissa en una semana, y séptima
consecutiva en su estadio. El equipo dirigido por Carlos Simón
obligó a salir de Can Misses con el rabo entre las piernas a todo
un líder de la categoría a la vez que presentaba su firme
candidatura para jugar la promoción de ascenso a Segunda División
B. Y lo hizo tal y como viene siendo habitual en los partidos que
ha jugado en casa en esta segunda vuelta: mucho trabajo en el
centro del campo y un don casi divino para convertir en gol todo
balón que lleva cerca del área contraria. La mala suerte para el
filial mallorquinista es que el primero fue a los cinco minutos:
Javi Fernández hizo la primera de sus muchas y buenas jugadas del
partido y metió una pelota en el área que nadie remató pero que
recogió Nando tras toque de May para poner un centro chut que se
coló suavemente por encima de Juanjo. Todo un jarro de agua fría
para los técnicos y predispuestos jugadores del Mallorca, que
habían declarado sus intenciones en los primeros compases del
partido con rápidos movimientos y pases verticales.
En la misma línea siguieron tras sacar de centro, pero a los tres minutos llegó un golpe que por madrugador no dejaba de ser casi definitivo: Javi Fernández sacó una falta que peinó hacia atrás Buti y, tras el rechace de un defensa, Sebastián cortó el bote del balón para enviarlo con potencia al fondo de la red.
Más no podía pedir un Eivissa que a partir de ese momento condujo con comodidad el encuentro. Taponó al Mallorca en su propio campo, y cuando era su turno de manejar el esférico lo hacía con inteligencia gracias en gran parte a la gran labor de May como medio centro. Tan lejos anduvieron los de Llompart de la portería que Paco Muñoz decidió tirarse a por un balón que se iba fuera tras saque de Marcos para calentar sus manos en la fría tarde ibicenca.
La puntilla llegó poco antes del descanso. El colegiado señaló libre indirecto por una dudosa falta de Juanjo a Javi al borde del área y Buti decidió pegarle a puerta. Quien sabe si por despiste o buscando lo que ocurrió: que el balón rebotara en un defensa y se colara en el arco. Más no podían pedir los cerca de 500 espectadores que había en las gradas. Y menos no se pudieron lamentar los visitantes, que prácticamente dieron por terminado el partido en el descanso. Sólo el gol de cabeza de Joaquín tras saque de Buti y un testarazo de éste con paradón de Juanjo merecieron la pena en un segundo tiempo que sobró.