Luis Villarejo|HANNOVER
España volvió a caer en el victimismo histórico en un Mundial y cayó ante Francia en los octavos de final en un día especial para Patrick Vieira y Zinedine Zidane, que aportaron experiencia y talento en la peor actuación de España en el campeonato. No fue un partido académico de España. Mostró su peor versión. Eso sí, jugó con dignidad casi todo el partido hasta que Vieira, en el minuto 83 mandó a la lona a España. No aparecieron en España sus jugadores clave. Fernando Torres, al que Luis confió toda la responsabilidad, no pudo ni con Thuram ni con Gallas. Y España le echó de menos. La «furia» comenzó bien. Acabó fundido y con la agonía de siempre. Derrotado por un tanto postrero de Patrick Vieira, quien pilló un gol de oportunista, un tanto de auténtico delantero centro, con la colaboración involuntaria de Sergio Ramos.
Es curioso, pero Vieira ha sido el salvador de Francia. Lo fue contra Togo. Aquel día marcó un gol y le dio el segundo a Henry. Hoy fue de nuevo Vieira, quien en un error de ajuste de la defensa española, dio al medio centro del Arsenal la opción de poner a Francia en los cuatros de final. Fiel a un estilo, el que lleva el sello de Luis Aragonés en este Mundial. Exprimió el perfil técnico de Xabi Alonso, notable en el primer tiempo, con Xavi y Cesc finos, delante de dos rocas como Vieira y Makelele. Raymond Doménech salió con un punta -Henry-. Dos bandas -Ribéry y Malouda- y Zidane de enganche, libre de labores defensivas. Zidane jugó a su aire. Sin mucho brillo porque Xabi Alonso jugó con jerarquía. España rozó la perfección en sus acciones favoritas. A balón parado. Cada falta de España es un espectáculo en la ejecución. A los 9 minutos una de Pernía rozó la escuadra. Era un aviso para Barthez, que vio cómo por fin la suerte, la buena suerte se aliaba con España. Thuram hizo un penalti tonto a Pablo, pero penalti al fin y al cabo. Villa lo transformó con autoridad. El 1-0 alteró el ritmo del partido.
España adelantó su defensa al máximo. Jugó al límite. Henry vivió en fuera de juego la mayor parte del encuentro. Pero, al final encontró su recompensa. Vieira vio a Ribéry al hueco y el jugador del Olympique de Marsella, de lo mejor de Francia en este Mundial, se plantó delante de Iker, le regateó con solvencia y marcó el 1-1. No mereció ese castigo España porque el balón, la posesión de la pelota fue del equipo de Luis Aragonés. Fue un primer tramo muy táctico. Cada uno con sus armas. Tiene mérito tocar y soltar cuando delante hay tipos como Vieira y Makelele, dos pulmones que aprietan de forma descomunal. El 1 a 1 llegó en el peor momento. A cuatro minutos del descanso. Luego, más tensión. Los dos laterales -Sergio Ramos y Pernía subieron su costado. Los dos estuvieron valientes. Francia despertó con ese gol de Ribéry. Y a los 52 minutos, Iker sacó un balón de oro a Malouda. Luis Aragonés, como viene siendo habitual, rediseñó el esqueleto de España cuando le llegan los apuros. Quiso dar más entusiasmo con la entrada de Joaquín y de Luis García. Salieron del campo Raúl y Villa. Pero esta vez la receta de los cambios no le salió bien. Todo lo contrario.