Carlos de Torres|VITRE
El australiano Robbie McEwen, del Davitamon Lotto, volvió a demostrar, por tercera vez, una clara superioridad al esprint y se anotó la sexta etapa del Tour disputada entre Lisieux y Vitré, de 189 kilómetros, jornada que no movió al belga Boonen de la primera plaza de la general.
McEwen está intratable a la hora de gestionar una llegada masiva. Efectivamente, está «como el tren de alta velocidad», como dijo en San Quintín, muy por encima de los demás, por eso gana con varios metros por delante, a sus 34 años. En esta ocasión dejó con la miel en los labios al italiano Daniele Bennati, la revelación del Lampre que buscó la gloria con ahínco, que fue segundo, y al maillot arco iris Tom Boonen, en horas bajas tras no probar el podio en 6 días.
En el esprint que marcó un tiempo de 4h.10.17 volvieron a meterse en la pomada los españoles. Oscar Freire, bien lanzado por Flecha, no pudo remontar en esta ocasión y llegó sexto. El cántabro está fino y pelea con los grandes a su mejor nivel. Ikaki Isasi, del Euskaltel, ocupó la décima plaza. Entre todos el entrañable alemán Erik Zabel, séptimo, que se quedó con las ganas de celebrar su 36 cumpleaños por donde solía.
McEwen, con sus 11 victorias en el Tour en 9 participaciones, dio otro paso para ganar el maillot verde de la regularidad que ya conquistó en 2002 y 2004, y se colocó segundo en la general a 12 segundos de Boonen, que aguantó la prenda dorada por cuarto día. El australiano relegó al australiano Michael Rogers al tercer escalón, a 21 segundos del líder. Freire es cuarto a 25. Así llegarán los protagonistas de la semana a la primera cita clave del Tour: la contrarreloj de Rennes.
La jornada se desbarató desde los primeros kms con innumerables saltos. En el primero del km 9 se metió el navarro Chente García Acosta, como no podía ser de otra manera en fecha sanferminera. Chente se fue con el italiano Guerini, David López y el sueco Magnus Backsted.
El cuarteto no contó con el permiso del pelotón, que no estuvo atento al multitudinario despegue de 17 hombres en el km 64, con el líder Boonen, Hushovd, Merckx, Flecha, Geslin, Camano y Augé, algunos nombres que obligaron a los equipos que no metieron corredores a trabajar para echar abajo el proyecto. Apenas duró la aventura 15 kms, pero algunos se negaron a bajar la guardia e insistieron.
Perseveró el gigante sueco Magnus Backsted (Liquigas), un ganador de la París Roubaix, también los franceses Florent Brard (Illes Balears), campeón nacional, y Anthony Geslin (Bouygues), bronce en el Mundial de Madrid. Fue la escapada más significativa de la jornada que entraba en Bretaña, la tierra del mítico Bernard Hinault, uno del club de los 5 Tours, como Indurain.
En el km 104 rebasaron la barrera de los 5 minutos y eso espoleó el ritmo de los equipos que frotaban las manos pensando en otro esprint masivo. Ahí se pusieron todos a una, el Quick, Step, con el español Juanma Gárate muy activo, el Credit, Rabobank y Daavitamon, los gregarios de los protagonistas en esta primera semana de Tour.
Trío
Con las fuerzas del trío de cabeza desgastadas, el pelotón echó el telón a la escena de la pequeña hazaña del día a 6 kms de la meta en la medieval y amurallada Vitré, donde el palmarés registraba al alemán Marcel Wust como último vencedor. Como todos los días, la etapa concentró su esencia en un puñado de kms, o de metros, en una semana de guión tan previsible como cumplido, escasa de grandes sensaciones.
El Lampre se empeñó en poner al personal en fila india, llevando a Bennati en carroza, a 70 por hora. Fue una llegada muy técnica, con casi 2 kms de esprint. Los lanzadores se fueron apartando a medida que se acercaba la pancarta de llegada, allí estaban los mejores, los más rápidos, y de nuevo surgió McEwen, ataviado con su jersey verde para firmar otra lección. No le falta razón, al corredor «aussie», con 34 años un velocista se puede encontrar como nuevo. Boonen volvió a terminar cabizbajo.
Hoy llega la primera cita clave del Tour con la disputa de la séptima etapa en la modalidad de contrarreloj individual entre Saint Gregoire y Rennes, con un recorrido de 52 kms.