Carlos de Torres|MONTELIMAR
Óscar Pereiro, del Illes Balears, se vistió de amarillo al termino de la decimotercera etapa del Tour de Francia disputada entre Beziers y Montelimar, la más larga de esta edición con 230 kilómetros de recorrido que se adjudicó el alemán Jens Voigt, del CSC, en una jornada marcada por el calor que presenció la llegada del pelotón a media hora del ganador. Pereiro, de 28 años, un ex corredor del Phonak que el año pasado conquistó Pau, fue segundo tras Voigt después de soportar bajo un intenso calor una escapada de 210 kms, consentida por un pelotón que decidió tomarse la jornada de descanso. El gallego, el supercombativo del pelotón en 2005, enjugó los 28.50 que le aventajaba el líder Floyd Landis, que llegó en el pelotón a 29.59, sin el menor temor por el liderato de un ex compañero. El ciclista de Porriñno no pudo rematar la felicidad del liderato con el triunfo de etapa porque en el esprint le superó Voigt, un enorme alemán de 1,92 metros que fue superior a la hora de definir. Y lo hizo con un tiempo de 5h.24.36, firmando así su segunda victoria en el Tour, después de la alcanzada en 2001 en Serran. Tercero fue el italiano Manuel Quinziato, el Liquigas, a 40 segundos, como el francés Chavanel, del Cofidis, cuarto.
Pereiro aventaja en la general en 1.29 a Landis, en 1.37 al francés Dessel y en 2.30 al ruso Menchov. La jornada fue dura para 5 corredores y de trámite y reposo para el resto. En el km 17 se despidieron hasta la meta el quinteto formado por Pereiro, Voigt, Sylvain Chavanel, Manuel Quinziato y Andrei Grivko. En el instante que salieron disparados por la tórrida carretera camino de Montelimar, el pelotón hizo el oportuno análisis para comprobar si había algún peligro para alguien. Pereiro, el mejor clasificado, estaba a caso media hora en la general. Por lo tanto, fiesta y pacto de no agresión. Jornada convertida en un paseo cicloturista a 38 grados en el asfalto. Maillots desabrochados, charlas entre amigos y a recuperar fuerzas, que ya va haciendo falta.
Un alivio para el Phonak el hecho de pensar que podría ceder el amarillo a Pereiro, con muchos amigos en el equipo suizo, y desprenderse de la responsabilidad que conlleva ese cargo, y un premio para el gallego, décimo el año pasado. A 50 kms de meta el proyecto cogía color con un retraso del grupo en torno a los 27 minutos. Rara vez una etapa entre Pirineos y los Alpes llega al esprint y estaba claro que no lo habría. Los equipos de los esprinters tampoco se movían. El Tour pasa factura y las fuerzas se agotan. No había motivo que inquietara al grupo.