Carlos de Torres|MACON
El italiano Matteo Tosatto (Quick Step) le dio a su equipo la etapa que buscaba y no encontró con Tom Boonen, al ganar la decimoctava jornada del Tour disputada bajo un sol abrasador entre Morzine y Macon, con un recorrido de 197 kms, en la que Pereiro siguió de líder, pensando, como los demás favoritos, en la contrarreloj decisiva para el podio final.
Tosatto, uno de los escuderos de lujo de Petacchi en las artes de preparar un esprint y actualmente al servicio del campeón mundial belga Tom Boonen, consiguió a sus 32 años abrir su historial en el Tour, y lo hizo por velocidad ante su compatriota Christian Moreni (Cofidis) y el alemán Ronnie Scholz (Gerolsteiner), los tres con un tiempo de 4h.16.15, a una media de 46,1 kms/hora, cifra nada desdeñable para un día marcado por una tremenda canícula.
Mientras Tosatto celebraba con los técnicos de su equipo la séptima victoria de su carrera desde su debut en 1997, entraban los componentes de la escapada del día, con el español Isasi (Euskaltel) y Flecha (Rabobank) a 1.03.
El pelotón se dejaba ver en meta con un retraso de más de ocho minutos, sin prisa, pero eso sí, con bastante calor.
La general no tuvo cambios en la etapa que salía de tres jornadas apasionantes en los Alpes. Oscar Pereiro (Illes Balears) conservó el maillot amarillo por quinto día, con 12 segundos sobre Carlos Sastre (CSC) y 30 respecto al estadounidense Floyd Landis (Phonak). Los tres que se jugaran el Tour en un esfuerzo de 57 kms contrarreloj.
En un etapa del montón, a 40 grados de temperatura, los ánimos no estaban para grandes alardes. El pelotón consintió marcharse a 15 corredores en el km 50, entre ellos los españoles Egoi Martínez, Iñaki Isasi y Juan Antonio Flecha, los estadounidenses Zabriskie y Leipheimer, Sinkewitz, Calzati, Scholz, Aerts, Tosatto, Hinault Moreni, Vaugrenard, Quinziato y Pineau.
Con el maillot amarillo por resolver el sábado, el de la montaña ya en poder de Rasmussen y el verde casi en la vitrina de McEwen, tocaba descansar y pasar el día sin sobresaltos.
Tres dificultades en el camino no fueron obstáculo para romper la disciplina en la escapada. El Col de Berthian, una cuesta de 4,6 kms era el lugar idóneo para sorprender, pero nadie se animó. Una vez superada la Cota de Chambod (4a, km 139) aceleraron Flecha y Calzati y encendieron los ánimos. Contraatacaron Isasi (Euskaltel) y Leipheimer (Gerolsteiner), el mejor clasificado de todos a 22 minutos. Americano y español aunaron voluntades y se marcharon desafiando al horno de asfalto. En el pelotón lucía como el propio sol que azotó la Borgoña el maillot del Saunier Duval. Los de Matxín pretendían llevar a Paco Ventoso hasta la recta donde se deciden las llegadas al esprint, pero con poca eficacia, ya que a 30 kilómetros de meta el retraso acumulado era de 5.24.
La escapada tenía buena pinta. El personal no estaba para muchas prisas después de tres intensos días en los Alpes, y entre los favoritos todos los días no son fiesta, por lo tanto, dejaron hacer a los aventureros camino de Macon, donde hace ya 15 años de la victoria del «abuelo» Viatcheslav Ekimov, aún dando guerra en el Discovery.
El debutante Isasi y el veterano Leipheimer, sexto el año pasado, fueron alcanzados por sus perseguidores a 20 kms de meta. Luego saltó el alemán Scholz (Gerolsteiner), se le pegaron a rueda los italianos Tosatto (Quick Step) y Moreni (Cofidis). La carrera ya era una locura ingobernable.
El trío se entendió y se propuso discutir la victoria entre ellos. Los perseguidores se quedaron mirando, Isasi y Flecha incluidos, perdiendo una bonita oportunidad. Así, Scholz, Moreni y Tossato se presentaron en la recta de meta. Guerra táctica, control y arranque de Scholz. Los italianos, más rápidos, respondieron al unísono y finalmente fue Tossato, uno de los preparadores del esprint más especializados en la famosa Fassa Bortolo de Petacchi y ahora de Boonen en el Quick Step, quien aplicó la lógica, en Macon, donde pervive el recuerdo de la contrarreloj de 1991 que ganó Indurain, en su primer año triunfal. Un recuerdo más bonito que adorna esta insulsa etapa de transición.
La hora de la verdad llega hoy con la contrarreloj individual de 57 kms entre Le Creusot y Montceau les Mines. Lucha en solitario para seleccionar a los tres componentes del podio final en París. Recorrido más ondulado que el anterior de Rennes, apto más para corredores que lleguen con fuerzas que para especialistas.