El triple campeón mundial de fondo en carretera y aspirante al título en Varese, Óscar Freire, ofreció una clase magistral de cómo se disputa un esprint al adjudicarse la undécima etapa de la Vuelta en Burgos, en un codo a codo antológico con el belga Tom Boonen. «Ha ganado un gran campeón», dijo el italiano Paolo Bettini, sabio en materia de títulos (2 del mundo y 1 olímpico). Y no le faltó razón, ya que el pulso que mantuvo con Boonen fue antológico.
A la tercera fue la vencida, se colocó bien y se pegó a Boonen hasta el momento de la gran remontada. Espectacular el cántabro, que firmó un tiempo de 4h19m27s en el trayecto de 178 kilómetros entre Calahorra y Burgos.
Con el esprint loco apareció Óscar Freire, maestro en el arte de buscarse la vida, ingeniero de la colocación y catedrático a la hora se definir. Todo un Cid Campeador al esprint, un campeón que nunca falla, que siempre aparece en el momento oportuno.
Freire firmó con su sello la séptima victoria de etapa en la Vuelta, también la séptima de la temporada. Dos veces ganador de la Milán San Remo y último maillot verde del Tour, el cántabro dejará la Vuelta con el reciente recuerdo de entrar en meta con los brazos en alto. Y ya los tiene preparados para el Mundial de Varese. Donde pone el ojo....
La Vuelta entra en Cantabria con la disputa de la duodécima etapa entre Burgos y Suances, de 186 kilómetros. Un perfil ondulado, con los altos de Bocos (3a), Portillo de Lunada (2a) y Caracol (4a) en el camino. El final tiene 1.000 metros al 5,2 por ciento, ideal para Valverde.