R. J. Palomo
Joan Francesc Ferrer Rubi no ocultó su decepción por el resultado al término del encuentro. «Siempre que pierdes es el peor resultado posible. En la primera mitad hemos tenido ocasiones de sobra para adelantarnos. Hemos tenido un cuarto de hora malo y lo hemos pagado. Dos goles a balón parado y hay que asumir la realidad», señaló el entrenador del Eivissa sobre lo sucedido en el terreno de juego.
Sobre los goles del Barça y la fragilidad del equipo en defensa señaló que «todos eran evitables. En el primero no tendría que haber habido ni córner. Después la marca se ha despistado. El segundo, su jugador se ha ido de dos nuestros y el tercero el córner y el despeje eran evitables. Con el 0-2 las dos primeras que tenemos, las metemos. Esto es el fútbol, es una pequeña locura, pero ya está».
Con el 0-2 en el marcador se registraron los primeros silbidos y quejas contra el entrenador. Rubi entiende el enfado de los aficionados por ver a su equipo en una posición que, en teoría, no le corresponde. «El equipo está en la zona de descenso y es normal que la afición esté enfadada. No estamos teniendo suerte pero no se puede discutir la entrega de los jugadores», dijo.
El preparador catalán reconoció que la entrada de Maric trastocó su sistema defensivo: «Lo comenté en el descanso, que la lesión de Rochina no nos venía bien porque Maric saldría enfadado para revelarse y hoy en día es el mejor delantero del Barça. Nosotros, al revés. Las dos lesiones han beneficiado bastante al Barça».
Otro factor que está descentrando al equipo es el psicológico. «Encajamos un gol y nos viene un bajón. Entre semana hablamos que hay que estar tranquilos pero cualquier cosa afecta más de lo normal, pero el equipo tiene agallas. Al final ha sido un correcalles pero había que hacerlo», señaló Rubi, que aseguró sobre su situación: «No me preocupa mi puesto».
Rubi tampoco quiso justificar el resultado con las lesiones de sus dos principales figuras: Àngel Sánchez y Javi Moreno.