Una espinosa lesión en los músculos isquiotibiales de la pierna derecha han estado a punto de dar al traste con la temporada del vallista ibicenco Felipe Vivancos (CA Pitiús). Hace casi un año que el atleta internacional sufrió el fatal ‘pinchazo’ en el anverso de su muslo. Ocurrió tras un importante encuentro internacional en la ciudad italiana de Turín después de haber firmado la mejor marca española del año en los 110 metros vallas (13.75). Un sonido similar al de una cremallera alertó al ibicenco de la rotura fibrilar. Parón y adiós a la Copa de Europa, el nacional absoluto y el Mundial de Daegu.
El pasado mes de enero reapareció tras meses de tratamiento en un control realizado en Antequera, Málaga. Poco después compitió en Zaragoza. Allí, buscando la victoria, forzó y acabó resintiéndose de sus problemas tendinosos.
Después de someterse a diversos tratamientos (electro estimulación, implantación de plasma sanguíneo, punción en seco, ondas de choque), Vivancos se encuentra en condiciones de afrontar los retos que tiene por delante en la temporada de atletismo al aire libre.
«Aparte de rotura tuve un arrancamiento de tendón en la inserción del músculo. Con el tiempo se ha arreglado, se hace un callo muy grande y he pasado por muchos tratamientos. Ahora voy más o menos bien. Estoy haciendo entrenos buenos, pero sigo algo resentido. Siempre tengo la mosca detrás de la oreja», confiesa.
El gran reto del ibicenco es clasificarse para sus segundos Juegos Olímpicos. Para asegurar su presencia en la prueba de 110 metros vallas deberá bajar de los 13’’52 (mínima A) o de los 13’’60 (mínima B). «Es el gran objetivo de la temporada. Hemos bajado el listón estas últimas semanas para estar a tope en junio». Vivancos espera manejar buenos tiempos a mediados de mes y lograr el billete para el Europeo de Helsinki (27 de junio a 1 de julio), establecido en 13.80. «Es un tiempo más o menos asequible. Lo suyo sería conseguir la mínima para los Juegos allí», asegura.