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Fútbol / Liga Nacional Juvenil

La goleada más cruel

Juanjo Cruz intenta consolar a uno de sus jugadores tras confirmarse la victoria del Manacor en Son Servera.

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Muy pocos guionistas habrían tenido la imaginación suficiente como para concebir un desenlace de la crueldad que le deparó el destino al Sant Jordi juvenil. El equipo verdinegro se despidió de la temporada, ante su afición, con una estéril goleada que le deja sin ascenso y que acabó en un mar de lágrimas por los caprichos del fútbol (7-0).

Como ocurriera hace una semana en Na Capellera (1-1), los de Juanjo Cruz fueron durante la mayor parte del encuentro de ayer equipo de División de Honor. Pero de nuevo, en un calco de lo sucedido en Manacor, la escuadra rojiblanca logró un milagroso tanto en el tiempo de descuento de su partido en Son Servera (2-3) que le conduce al Olimpo del balompié juvenil.

Lo cierto es que la jornada dominical arrancó a las mil maravillas. En apenas 10 minutos, el Sant Jordi ya vencía al Dosa menorquín por 2-0, idéntico resultado al que se registraba en ses Eres entre el Serverense y el Manacor. Había que frotarse los ojos para confirmar la machada y dar por válida una ecuación que situaba a los ibicencos en la máxima división nacional.

El sueño avanzaba firme con el paso de los minutos. Al descanso, el grupo verdinegro ya había apalabrado su parte del trato con un rotundo 5-0, mientras que en Son Servera no se había movido el marcador. Mejor, imposible.

Tensión

Pero lo que parecía el preludio a la fiesta del ascenso se tornó en pesadilla en la recta final de la jornada matinal. Los móviles en Can Guerxo echaban humo y la tensión subía por momentos, sobre todo cuando el Manacor niveló la contienda con sendos goles en los minutos 54 y 83. El empate aún favorecía al Sant Jordi por el golaverage particular, pero en el descuento se confirmó el trágico desenlace con un tanto manacorí en el minuto 93. La noticia cayó como un jarro de agua fría en Sant Jordi. Los ibicencos cayeron desgarrados de dolor y no pudieron reprimir unas lágrimas cargadas de impotencia. El fútbol le debe una a este grupo de jugadores.

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