Cuestión de fe. El Puchi no dejó nunca de creer en la victoria y eso le empujó hacia la tercera consecutiva para, de paso, escalar a la cuarta posición, empatado a puntos con el tercero, el Elda. El equipo de Noel Cardona tiró de casta para apuntarse el partido contra el Morvedre cuando peor pintaban las cosas.
La exclusión de Anda Dumitrescu con un minuto y 11 segundos por delante y empate en el marcador (27-27) hacía presagiar lo peor. Fue entonces cuando Ana Ferrer se echó el equipo a la espalda y decidió jugarse el último ataque ibicenco para meter la pelota en el fondo de la portería. Aún quedaba medio minuto por delante, en concreto 29 segundos de tensión en los que la capacidad de sacrificio de las santaeulalienses se puso de manifiesto para amarrar los dos puntos. Fue una lección de fe.
El Puchi fue capaz de imponerse al conjunto valenciano pese a las bajas de las hermanas Boned por motivos personales. Ana Ferrer y Ainhoa García, autoras de ocho goles cada uno, tomaron la responsabilidad en la mañana de ayer, en un encuentro cuyo inicio no fue más que un espejismo. Las locales se pusieron pronto con tres goles de ventaja (4-1 y 5-2), pero un parcial 0-5 desvaneció la idea de que se podría vivir un partido plácido. De eso, nada.
Las discípulas de Noel Cardona tuvieron que remar a contracorriente hasta que, por fin, volvieron a mandar en el marcador en le minuto 25 con una diana de Ana Ferrer que supuso el 12-11. La ventaja incluso creció a dos tantos al descanso (15-13).
A la vuelta de vestuarios, el equipo ibicenco volvió a disfruta por partida doble de su máxima ventaja (19-16, en el minuto 35, y 22-19, en el 42). Sin embargo, al igual que en el periodo anterior, otra pájara permitió a las visitantes remontar con un parcial 0-4 (22-23). Los fantasmas de la derrota sobrevolaron entonces el pabellón. El Puchi se puso el mono de trabajo y volvió a mandar en el minuto 56 con un tanto de Ana Ferrer (26-25), que firmó tres de los cuatro últimos goles de su equipo. El desenlace, de infarto, ya lo conocen.