SINEU: 0
El Ciudad de Ibiza se hizo ayer con el pase a la segunda y definitiva eliminatoria de ascenso a Tercera División tras vencer (2-0) al Sineu en un sufrido partido en el que necesitó de la prórroga para tumbar al séptimo clasificado de la Preferente mallorquina. Al conjunto de Ibon Begoña le valía repetir el 0-0 de la ida ya que, como campeón pitiuso, partía como cabeza serie.
No se ahorró un ápice de angustia y hasta que el colegiado no decretó el final no saltó la alegría, pues un tanto de los mallorquines hubiera significado el adiós. Una eliminación que hubiera sido demasiado cruel con las 1.300 personas que ocuparon las gradas de Can Misses y que dejó un claro mensaje: el municipio de Eivissa quiere un equipo en Tercera. Entre el público, destacaron los 300 aficionados visitantes que durante muchos tramos del partido se hicieron oír más que los seguidores locales. Eso sí, el grado etílico y el comportamiento de los rojillos fue empeorando con el paso de los minutos y amenazó con estallar al consumarse la eliminación del Sineu. La presencia policial al término del encuentro –se echó en falta en el transcurso del largo partido– amedrentó cualquier amago de violencia.
En cuanto al juego, el Ciudad de Ibiza trató de ser el equipo que propone. Intentó hilvanar un juego de toque, algunas veces demasiado adornado, y dispuso más y mejores ocasiones que el rival, que se limitó a defenderse con orden para tratar de salir con velocidad en alguna contra. Brian, que fue una pesadilla para sus pares, probó una chilena al inicio que salió fuera por poco.
El primer aviso serio, no obstante, fue del equipo visitante. Enzó asistió a Lluís Simó en el minuto nueve para que el guardameta Alberto atajara en dos tiempos.
La réplica local no llegó hasta el 25, cuando, tras un eléctrico quiebro, Brian lanzó un zurdazo a bocajarro que repelió Xabi con grandes reflejos. A la media hora, Simó volvió a probar suerte a en un lanzamiento desde la frontal.
Tras el descanso, Brian desaprovechó un uno contra uno ante el portero rival en el minuto 60. En el 69, el visitante Juanjo remató fuera ante una mala salida de Alberto. Antes de cumplirse los 90 minutos, el Ciudad de Ibiza acosó al Sineu y jugó sus mejores minutos. Ramos puso a prueba a Xabi en el 73. En el 77 la mejor jugada colectiva de los ibicencos no terminó en gol de puro milagro. Ni Ramos ni Dani Reales acertaron a rematar una asistencia franca de Brian en el área pequeña. En el añadido, Andrés no acertó de cabeza en su remate y, cumplido el tiempo, se pasó a la prórroga.
En el primer tiempo extra, una bonita combinación de Ramos y Brian terminó con el remate de este último en un disparo que se cruzó demasiado cuando se cantaba el gol. En el 114 llegó la segunda amarilla para el visitante Juanjo, lo que terminó de inclinar la balanza en favor de los ibicencos. La segunda parte de la prórroga arrancó con una asistencia de Tomás para Ramos en una jugada que no encontró el gol. En el 110, Ramos hizo diabluras con los defensas que le salieron al paso hasta que habilitó con maestría a Andrés, que solo mando el balón al fondo de las mallas. El 1-0 dejó mudos a los 300 de Sineu, que dejaron de parecer los 300 de las Termópilas.
Poco después, en una decisión incomprensible, el colegiado marcó un libre indirecto en el área del City por pérdida de tiempo de Alberto, pero los mallorquines no lo supieron aprovechar. A tres del final, Ramos superó al portero rival, que había salido unos 30 metros de su marco, el balón se estrelló en la madera, pero Brian lo recogió para hacer el definitivo 2-0. Algunos jugadores del Sineu perdieran los papeles con el segundo tanto y acabaron expulsados. Con el pitido final, se desató la euforia local. Ahora a esperar rival –el Andratx o el Santanyí– para soñar con una plaza en Tercera.
ENTRE TOQUES
DOMINIO
El City dominó al rival, propuso más juego, atesoró más calidad y generó más ocasiones, pero sufrió excesivamente.
FALTA DE GOL
Al Ciudad de Ibiza le ha costado hacerle un gol al séptimo clasificado de la Preferente mallorquina. Necesitó 207 minutos.
DUDAS
El pase es una alegría para toda Eivissa, queda el último paso para alcanzar la Tercera, pero hay más dudas que euforia.