FERRIOLENSE: 2
Por fin. El Ciudad de Ibiza puso ayer punto final a su mala racha, ésa que le condujo a tres derrotas consecutivas, al deshacerse del Ferriolense por 4-2 en un partido poco vistoso pero al que el gran número de goles puso algo de salsa. Los ibicencos tuvieron que sudar la camiseta más de lo esperado hasta el punto de ir dos veces por detrás en el marcador ante un conjunto mallorquín que no había necesitado mucho para batir dos veces a los pitiusos.
Apenas habían pasado siete minutos cuando David se sacó un obús con parábola desde el vértice del área pequeña que superó a un atónito Carlos Pérez. Primera llegada, primera jarro de agua fría. La réplica no se hizo esperar. Antes de cumplirse el primer cuarto de hora, Ramos forzó un penalti en una soberbia jugada individual y él mismo se encargó de establecer las tablas en el marcador.
El City pasó a dominar el esférico, pero carecía de ideas para llegar con peligro. Un disparo lejano de De Dios, que fue directo a las manos del portero, y otro muy cruzado de Brian en posición escorada fue el único bagaje del cuadro de Ibon Begoña, que en la segunda intentona de los visitantes volvió a verse por debajo en el electrónico. Una falta directa botada por Thiago supuso el 1-2 en el minuto 38. Entonces, la historia volvió a repetirse, Ramos forzó otra pena máxima e igualó la contienda antes del descanso.
Tras el asueto, el Ciudad de Ibiza salió decidido a decantar la balanza a su favor y en apenas ocho minutos dejó el partido prácticamente visto para sentencia. Si Ramos había firmado un doblete en la primera parte, en ésta el turno fue para Brian. Primero, marcó a portería vacía en un ataque de dos para el portero y, después, se sacó una vaselina de la chistera para poner tierra de por medio.
El encuentro parecía tener marchamo de goleada, pero Brian fue expulsado polémicamente con media hora aún por delante. Con todo, la mejor ocasión fue para Ramos, que se marcó una jugada individual de potencia al más puro estilo Ronaldo Nazario y chutó fuera con todo a favor y un compañero, Andrés, libre de marca a su lado. Los visitantes apenas inquietaron a un Carlos Pérez que anduvo bien colocado en las escasas aproximaciones de un Ferriolense que hincó la rodilla ante un renacido Ciudad de Ibiza.