Dos partidos, dos derrotas, ningún gol a favor, dos en contra y ningún punto. La Peña Deportiva ya tiene claro que la Segunda División B no tiene nada que ver con la Tercera. El equipo de Dani Mori encadenó su segunda derrota, de nuevo por la mínima, esta vez en el campo de un Mallorca cuyos guarismos son precisamente los contrarios que los de los peñistas: dos encuentros, dos tantos a favor, ninguno en contra y seis puntos.
Después de mucho tiempo, el Mallorca puede agarrarse a los números para endulzar el inicio de su caminata. Ha destapado el cofre de la efectividad el conjunto de Vicente Moreno, que, sin desplegar del todo el catálogo, está afilando al máximo los dardos que estrella en el centro de la diana. Se lo puso difícil, muchísimo en algunos tramos, una Peña Deportiva que, pese a la agradable imagen que proyecta, camina en una dirección totalmente opuesta. Un gol de Lago Junior a la entrada del segundo tiempo habilitó esta vez al conjunto bermellón, que se acabó llevando un partido que, sin ser demasiado caliente, acabó con tres futbolistas expulsados.
El Mallorca redactó durante los primeros veinte minutos el guión que anticipaba la previa. Con la Peña tirada hacia atrás, intentando levantar un muro frente a su área, los locales apretaron la marcha para encontrar un atajo hacia la victoria. Empezó, sobre todo, escorando el peso hacia el flanco izquierdo, donde la conexión entre Bonilla y Lago ya se ha convertido en una de las mejores noticias de este prólogo de campaña para los mallorquinistas. De todas formas, no terminó de encontrar nunca una vía despejada hacia Dennis y casi toda la pólvora se la dejó en saques de esquina. Hasta ocho llegó a lanzar en el primer tiempo.
El conjunto de Dani Mori, lejos de acusar el mal de altura en Son Moix, no empujaba mucho, pero se sentía cada vez más cómodo. Cada vez más seguro. Y se permitía incluso el lujo de reclamar un penalti sobre Pau Pomar en el minuto 36, en una de sus pocas llegadas. El dominio rojillo iba perdiendo gas a medida que el reloj y el encuentro llegó al intermedio sin desempaquetar.
Vicente Moreno rotó sus peones antes de salir del vestuario y, como en Peralada, sus primeros cambios fueron para dar entrada a Reyna y Abdón. Los dos le lavaron la cara en ataque al Mallorca, que encontró pronto el tesoro. Álex López lanzó la jugada y la descargó hacia la izquierda, donde emergía Bonilla. El soriano, tan determinante como en el debut, la metió en el núcleo del área y Lago cerró el círculo.
El gol parecía el único pretexto que necesitaba el Mallorca para desmelenarse y el paso previo al desplome de la Peña. Sin embargo, ocurrió lo contrario. Los santaeularienses se quitaron el corsé, contuvieron el caudal y comenzaron a atravesar la otra mitad del campo. Curiosamente, los ibicencos no aprovecharon el otro gran giro del duelo: la expulsión de Sastre. El cuadro bermellón, preparado para sufrir al final, encontró alivio en la expulsión de Rueda y, más tarde, en la de Pau Pomar, con la que levantó del todo los brazos y empezó a abrir, al fondo del pasillo, la puerta de otro gran derbi, el que le medirá la próxima semana al Atlètic Balears. Por su parte, la Peña tratará de estrenar su vacío casillero de puntos ante un Valencia Mestalla que, ayer, se deshizo por 4-1 del Peralada.