Álex Arabí (Ibiza, 18-01-1975) dejó su cargo de director deportivo en el San Rafael después de estar ligado al club durante cinco años. Allí realizó sobre todo tareas de coordinador. Este apasionado del fútbol tiene pensado tomarse unos meses de descanso para volver como entrenador la temporada que viene.
—¿Por qué deja el cargo?
—Estaba muy cansado. Cuando la gente me preguntaba, les decía que era el coordinador, el director deportivo y, si hacía falta, el camarero. Me tocaba hacer de todo. Si sólo fuera director deportivo, yo creo que no quemaría tanto. El problema es estar pendiente de la madre de uno, la del otro, te llaman el domingo y te dicen mi hijo hoy no puede...
—Entonces se podría decir que deja el cargo porque está cansado de hacer otras funciones.
—No, estoy cansado de demasiados problemas. Eran siete días a la semana, 24 horas al día, con el teléfono en la oreja. Incluso en mi trabajo siempre estaba liado con el fútbol. El cargo lo tiene que hacer alguien que sólo ocupe de esto a tiempo completo.
—Y ahora que lo ha dejado, ¿se encuentra más tranquilo?
—Peso 50 kilos menos ahora mismo. Tengo una paz que hacía tiempo que no sentía. Me hacía muchísima falta.
—Cuando echa la vista atrás, ¿está contento con su labor en el San Rafael?
—Los números están ahí. Cuando empecé a ser coordinador había la mitad de niños que ahora. Estoy contento en ese sentido. Conseguir que en algunas categorías haya dos equipos del club es un milagro. En San Rafael no hay niños y tienen que venir de otros lados. Las cosas con las que no estoy contento me las guardo para mí.
—¿Qué cambiaría?
—Igual haber sido más duro con los padres, haber puesto normas de hacemos esto sí o sí. Por ejemplo, cuando cambian de categoría y cambia el día de entreno, llegan los papás a decir que ese día no pueden porque tienen otra cosa. Parece una tontería, pero cuando vienen 20 padres de todos los equipos... Creo que por eso también ha crecido el club, porque nos hemos adaptado a los padres. Eso nos ha hecho crecer, pero también ha sido un fallo. Ha sido un fallo porque el día que no puedes hacerles el favor, porque te resulta imposible, se van. Eso me retuerce muchísimo. El fútbol está fatal y se va a poner peor.
—¿Peor? ¿Por qué?
—Pues porque ahora mismo todo son trabas. Para ir a Formentera hay que liar una muy grande. Para que unos benjamines viajen, hay que preparar los mismos papeles que preparas para que el Tercera viaje a Mallorca. Son los mismos papeles para pedir la subvención. Eso, para clubes más pequeños que no tienen gente para trabajar, es un problemón.
—¿De quién es la culpa?
—Del Govern balear. Han sido ellos. Antes íbamos a la federación, nos daban un bono y ya estaba. Ahora, venga papeles y venga problemas.
—Eso también quema.
—A mí me ha quemado la oficina. Yo soy entrenador y no voy a dejar el fútbol. Quiero entrenar, pero no quiero más oficina. El problema va a ser el día que nadie quiera hacer eso. Entonces a ver qué hacemos con los niños.
—¿Descartaría volver a ocupar un puesto así?
—Si fuese profesionalmente, me lo pensaría. Pero así, teniendo yo mi trabajo y hacerlo de manera amateur, imposible.
—¿Qué sensaciones le quedan de su trabajo con el primer equipo?
—He aprendido a verlo todo desde el otro lado y no como un entrenador. Te dicen «tienes este dinero para fichar». Mi primer pensamiento fue: «Voy sobradísimo para 22 jugadores». Cuando empiezas a negociar con los futbolistas, se acaba el presupuesto. La solución era fichar gente de aquí, pero los jugadores no querían venir al San Rafael.
—Y se queda la plantilla corta.
—Eso es lo que más me duele. Los jugadores que se fueron también me dolieron. Al principio teníamos un equipo no sé si para play off, pero sí para estar mucho más tranquilos. Aun así, el equipo es para salvarse tranquilamente.
—¿Tenían un objetivo más grande?
—No. A ver, cualquier rafaler quiere estar en el play off. El problema es que con el presupuesto que tenemos no podemos. Yo creo que todos los entrenadores tienen que pasar por el otro lado y ver lo complicado que es fichar los jugadores necesarios.
—¿Cree que el San Rafael es peor que Collerense, el Binissalem y compañía?
—No, pero este año nos ha pasado una detrás de otra. Se te lesionan dos jugadores y ya tienes un problema. El míster estuvo cinco partidos expulsado. Es complicado.
—Su objetivo personal, ¿cuál sería?
—Yo quiero entrenar y estoy dispuesto a hablar con todo el mundo, con el San Rafael el primero. Pero, sobre todo, quiero algo que me llene y no me agote. Me da igual la categoría, quiero coger la rutina de entrenamiento con un horario delimitado.
—¿Es verdad que su sueño es entrenar al San Rafael?
—Algún año, sí. No mi sueño, pero cualquier entrenador de aquí quiere dirigir en Tercera o Segunda B. Parece que cuesta mucho que a los entrenadores de aquí se nos dé la oportunidad. Siempre traen a alguien de fuera.
—¿Cree qué el propio fútbol ibicenco no valora su fútbol?
—Igual es eso. Igual hay muchos equipos que piensan «si subo hay que traer a alguien con más experiencia». Y también está el tema de los representantes. A veces te ofrecen unas cosas... A mí, en su día, me preguntaron que por qué fichaba tantos uruguayos. Yo respondí que era porque salen más baratos que los de aquí. No he fichado entrenadores, pero me han llegado a ofrecer algunos a un precio irrisorio.
—Ahora que habla de los uruguayos. ¿Piensa que han mejorado el producto local?
—Seguramente sería mejor el producto local si ellos quisiesen. El problema es que no quieren. Te das cuenta de eso cuando estás ahí dentro. Los futbolistas de Ibiza tienen un problema muy grande que se llama educación deportiva. No se cuidan y no admiten que el entrenador les riña. Aquí, los mejores jugadores de cada club tienen al papá que es el listo. No siempre pasa, pero es habitual. El chaval sigue creciendo, llega a Tercera y lo fichas. A ese jugador lo han estado mimando toda su carrera. Es un pedazo de futbolista porque lo lleva dentro. Llega al San Rafael y, en este caso, Vicente Román le echa la bronca del siglo y el chaval dice «pues me voy». No aceptan que se les corrija. No aceptan que les digan que tienen que estar en un peso, que no pueden salir porque jugamos el domingo... Ése es el problema. Luego, ves al uruguayo que no es mejor que ellos pero entrena y se cuida.
—¿Cómo recuerda el caso de Edmon?
—Gracias a Dios yo me ocupaba del juvenil para abajo. Pero sí, nos la metieron bien doblada con el currículum falso. A raíz de ahí se empezó a tener mucho cuidado para fichar.
—¿Cómo valora la llegada de Amadeo Salvo al Ibiza?
—Al principio tenía dudas, pero ahora no. Es un tío que se ha propuesto ascender al Ibiza y lo va a subir. Por mí, bien. Por fin vamos a poder ver buen fútbol en la isla si todo va como él quiere.
—¿Y ese intento que hubo de unirse al San Rafael?
—Yo la verdad que nunca he sabido nada de eso. Puede ser que hubiese una reunión, pero no lo sé.
—¿Sería positivo para el San Rafael?
—Mejor no meterse en muchos líos. Al final, el fútbol lo están profesionalizando tanto que el San Rafael no lo va a poder aguantar. No sé cuánto dinero se puede estar pagando en el Ibiza.
—¿Algún pronóstico para el derbi?
—Firmaría el 0-1. Es un derbi y allí nos ganaron sólo 0-1 y no los vi tan superiores, aunque ahora se han reforzado. No sé, pero un empate podría ser bueno.