El San Rafael brilló con luz propia en su campo ante el Llosetense. Los de Vicente Román cuajaron el mejor partido de la temporada para llevarse la victoria. El 2-0 hizo justicia e incluso puede ser corto a tenor de los visto sobre el césped del municipal rafeler.
Con bajas importantes por motivos laborales y con varios jugadores cambiados de posición. Así se presentaron ayer los ibicencos ante su afición. Los primeros minutos fueron de igualdad bajo el fuerte viento que azotó la isla durante la jornada. Poco a poco, los blue se fueron haciendo con el control del juego. Bajaron la pelota al suelo y se pusieron a tocar ante un Llosetense que buscó siempre el juego directo.
Vladi volvió a llevar un día más la batuta en el centro del campo y de sus botas nació el primer tanto del partido. En el 21, el fino jugador controló el balón, se escoró a la banda y levantó la cabeza para ver a Diego y ponerle un balón en largo. El, ayer, delantero no falló. Mandó un zapatazo a la cepa del poste para adelantar a los suyos.
Con el marcador y el viento a favor, los de Vicente Román se encontraron muy cómodos y pudieron aumentar la cuenta antes del descanso. Mena por dos ocasiones, Samu y otra vez Diego estuvieron cerca de marcar.
Tras el paso por vestuarios, el Llosetense intentó aumentar la presión y adelantó sus líneas. El San Rafael encontró espacios y a la contra pudo matar el partido en varias oportunidades. Diego no estuvo fino hasta en tres ocasiones y en otra no llegó por centímetros cuando lo tenía todo para anotar.
Los locales perdonaron y la renta era corta. Fue entonces cuando apareció Hugo. El portero local sacó dos manos providenciales para mantener la ventaja en el marcador.
En el 72, Roger, con la cabeza, perdonó la más clara cuando el portero estaba batido. En ese intercambio de golpes, Juanfran aprovechó un balón en largo para encarar al portero y sentenciar el partido. Era el minuto 83 y los tres puntos se quedaron en casa.
El triunfo es un balón de oxígeno para el conjunto blue, que se aleja de los puestos de descenso. Los siete puntos cosechados ponen tierra de por medio y dan confianza a un bloque que la próxima jornada viaja a Sóller para medirse a un equipo que aún no conoce la victoria.