Antonio Marí (Ibiza, 1946), más conocido como Moreras, todavía sigue sorprendido y molesto por habérsele prohibido la entrada a una reunión de su propio club, el CD Ibiza. El vicepresidente, al que el patronato de Deportes impidió la entrada argumentando que sólo estaba citado el director deportivo Sergio Tortosa, lamentó que es «la primera vez» que le cierran una puerta. El directivo rojillo quiere que los problemas lleguen a su fin cuanto antes e incluso se ofrece para colaborar en la realización de una comida entre ambos clubes para tratar de alcanzar un acuerdo porque «la guerra nunca soluciona las cosas».
—Estaba bastante indignado por no haber sido recibido por el Patronato de Deportes en una reunión de su club. ¿Lo sigue estando?
—Estoy igual o más. Yo iba en representación del presidente o eso pensaba. Me dejaron fuera y me ha molestado porque soy directivo desde el año 78, por entonces en la Sociedad Deportiva Ibiza, y he dado trabajo 50 años, y nadie me había cerrado una puerta. Por primera vez, a mis 75 años, me han cerrado una puerta y me quedé sorprendido porque yo no veía allí nada grave como para no poder estar. Hay personas que no soy de su agrado y me lo prohibieron. Por tanto, sigo ofendido.
—¿Cómo vivió esos momentos de incertidumbre?
—Estuve un rato con el tema y, al final, me quedé en la oficina, que está justo al lado, esperando a que Sergio Tortosa me diera novedades sobre lo que se había hablado y, al mismo tiempo, preguntarle por qué no había podido pasar. Alegaron que yo no estaba invitado y que yo no era representante del CD Ibiza, sino Sergio. Es una cosa sorprendente. Ahora toca seguir adelante, porque con esto no me paran.
—El Consistorio nos contó que sólo estaba invitado el director deportivo. ¿Usted ha pedido explicaciones?
—Es evidente que Sergio era el invitado, pero yo pensaba que como vicepresidente y en lugar del presidente podía entrar. Había órdenes de no dejarme pasar y no pasé. Aplicaron su ‘reglamento' de que no estaba invitado. Es una sorpresa que te da la vida. Así vas conociendo a las personas. Yo no sé en qué he molestado al Ayuntamiento de Ibiza. Se ve que habrá alguna persona a la que no debo ser de su agrado o soy ‘non grato' para el Ayuntamiento. No lo sé.
—¿Qué justificación encuentra para pensar que es ‘non grato'?
—Repito que mi pregunta es en qué he molestado yo, que he tenido muy poco contacto con este ayuntamiento. Yo pertenezco a Sant Josep, que es donde voto.
—¿Esta actitud del Ayuntamiento de Ibiza o Patronato de Deportes cree que se debe a la polémica del ‘caso Can Misses'?
—Sí, pero me gustaría aclarar que yo no he sido una parte principal en las conversaciones con el Ayuntamiento de Ibiza. He asistido dos veces. Esta habría sido la tercera. Yo no soy nadie que haya metido caña o haya hecho algo. A mí que no me vayan a acusar de nada, porque no hice nada para que me señalen por algo.
—¿Qué piensa sobre el famoso burofax de Amadeo Salvo?
—El señor Salvo, que se reúna con mi presidente o que se reúnan las personas que asignen para ello. Luego, se llegará a un acuerdo o no. El problema es que se tenía que haber hablado mucho antes. Durante un año han estado en conversaciones para hacer lo que han hecho. Nosotros nunca nos hemos entrado de nada. Cuando nos enteramos, ya estaba todo hecho. Otro gallo cantaría si se hubieran hecho las cosas como tocan. No somos ningún pelagatos aquí. Que nadie se confunda. Somos un equipo modesto, pero los que están en la directiva trabajan mucho para poder crecer. A un mes de empezar la competición, no tenemos campo ni podemos jugar, por tanto, amistosos en él, que sería lo lógico. Claro que hay que reunirse y hablar si le interesa al señor Salvo, porque nunca ha sido muy receptivo a tener una amistad.
—De cara al exterior, lo que se ve es que parece existir una especie de enemistad entre los dos clubes. ¿Existe esa enemistad?
—Yo no sé cómo explicar a la gente qué ha pasado aquí. La alegría más grande para algunos sería que desapareciéramos o nos fuéramos a otro lugar para dar vía libre a la UD Ibiza, pero nosotros, e nuestra categoría, hemos logrado el objetivo y vamos a seguir jugando. Lo único que pido es un campo homologado para jugar, tanto si es césped natural como artificial. Nosotros jugaremos donde nos diga el Ayuntamiento o, en este caso, la Udé. ¿Que jugaremos en césped natural? Gracias, pero no lo hemos pedido. Parece que por jugar en césped natural hemos sacado el Gordo de Navidad. Ni lo hemos pedido ni se ha puesto para nosotros. Lo que está claro es que sólo hay un campo que reúna los requisitos federativos. Sólo quiero que el Ayuntamiento prometa lo que ha prometido.
—¿Por qué los clubes no tienen buena relación?
—Desde el primer día, la relación fue de «buenos días». Yo estuve un día hablando con Amadeo y aclaramos muchas cosas, malentendidos y cosas que se hablan por detrás pero por delante son mentiras. Tras aquella comida, esperaba que hubiera más relación, pero nunca he visto una posibilidad de amistad. La prueba está en que ni jugamos amistosos. Somos dos hermanos en una misma casa, pero tengo que decir que no muy bien avenidos.
—¿Confía en esa promesa del Consistorio de que hará un campo para ustedes?
—El tiempo lo dirá. Ahora se prometen cosas. ¿Se puede hacer en dos años? No sé, porque la administración es muy lenta.
—Pero que se haga un campo sólo para ustedes tampoco sería muy lógico, ¿no?
—No será para nosotros. Será municipal y ahí jugará el que tenga que jugar, desde los más pequeños hasta los mayores.
—¿Qué cambiaría de toda esta historia?
—Se pueden cambiar muchas cosas, pero también quiero aclarar que aquí se cree que el fútbol se ha inventado ahora. La SD Ibiza estuvo en Segunda B en varias etapas y en Tercera éramos el equipo a batir. No podía quedar ni siquiera tercero. Ya había fútbol en Ibiza y la isla era y es famosa antes del fútbol de ahora. Cuando hay buena voluntad en las personas, se puede arreglar todo. En las mesas de comida es hacen los grandes negocios. En mi trabajo he visto muchos. Yo sugiero una comida para hablar y, si hay voluntad, se acaba la guerra. La guerra nunca soluciona las cosas.
—¿Cómo le ha sentado la noticia de que el Ayuntamiento de Ibiza prácticamente reducirá a la mitad el número de asientos que se había indicado para Can Misses 3?
—Antes decían que no habría problemas. Al principio, todo era perfecto, pero, ahora, resulta que por presupuesto no puede poner todos los asientos.