El Class Sant Antoni estuvo este miércoles cerca de dar la sorpresa ante un equipo ACB, el Fuenlabrada, en su partido de presentación, saldado con 50-61. En una auténtica fiesta del basket, el conjunto de Carles Flores fue capaz de tutear a una escuadra de la máxima categoría nacional y hacer vibrar a los 400 aficionados que se dieron cita en el pabellón de sa Pedrera.
Los madrileños no tardaron en exhibir su superioridad. Primeros dos ataques acertados y 0-4 en un minuto. Y en defensa también comenzaron fuertes con un gorro de Senglin sobre Omeragic que no dejó indiferente a nadie.
Sin embargo, el conjunto local no estaba dispuesto a dejar que el partido fuese un paseo para su contrincante. Da Silva asumió galones en la pintura y evitó por partida doble que el Fuenla se escapara al anotar el 3-4 y el 7-9. El brasileño apareció a tiempo dado que la selección de tiro de los suyos no estaba siendo la mejor.
También Jordi Grimau se sumó a la causa. El capitán anotó con cuatro puntos en los últimos instantes, dos de ellos para poner en el marcador el 11-13 con el que se llegó al término de este primer cuarto.
El segundo periodo comenzó con un parcial 0-4 que obligó a Carles Flores a parar el partido. A los sanantonienses se les hacía difícil anotar y no lo hicieron hasta superados los tres primeros minutos. Los visitantes empezaron a dispararse en el electrónico y alcanzaron los dos dígitos de ventaja: 13-25, minuto 16. Haro perdonó dos tiros libres para recortar distancias y eso, ante equipos de este nivel, se paga. La respuesta llegó en forma de dos canastas visitantes en un santiamén para subir el 13-31 al luminoso (18').
El Class Sant Antoni estaba completamente atascado en el apartado ofensivo. En siete minutos y medio sólo había fabricado dos puntos. Un nuevo tiempo de Carles Flores y dos ataques fructíferos de Carreño ayudaron a reducir la diferencia a un 19-33.
A la vuelta de vestuarios, el Fuenlabrada siguió aumentando su ventaja. Dos triples consecutivos de Senglin pusieron a los suyos 20 puntos arriba (23-43, min. 23). El cuadro ibicenco no bajó los brazos. Lejos de amilanarse, se levantó del golpe y dejó la desventaja en la misma cifra que indicaba el descanso: 14 puntos (32-46).
El Class Sant Antoni sabía que no tenía nada que perder. Había visto cómo el Fuenlabrada le había perdonado la vida y se permitió la licencia de soñar. En apenas tres minutos redujo la diferencia por debajo de los dos dígitos (40-48, min 33). Se mantuvo vivo en el partido y la grada se convirtió en una auténtica olla a presión. Llegó a colocarse a siete, pero no bajó de ahí. Así las cosas, el equipo madrileño se apuntó la victoria, lógica por otra parte, ante un Class Sant Antoni que promete días de gloria.