«O no se acuerda o falta a la verdad, porque se dirigió a mí diciendo que venía en nombre de Amadeo Salvo a pedirnos disculpas». Toni Roig insitió de esta forma en su versión sobre aquel episodio con Massimo Benassi que recordó durante la rueda de prensa del martes, realizada entre el Club Atletisme Pitiús y el CD Ibiza para hablar de los tres recursos contencioso-administrativos interpuestos contra el Ayuntamiento de Ibiza. Después de que el italiano hiciera pública su propia versión, el presidente del CAP recalcó lo que pasó y desmenuzó este y otros episodios.
«Entiendo que hacía su trabajo como persona contratada por el club. Los primeros roces llegaron nada más empezar el cambio de césped. El Ayuntamiento nos había dicho que podíamos entrenar a partir de las cinco de la tarde. Un día, estábamos encima del césped haciendo la técnica, que se suele hacer a principios de temporada, y se dirigió al operario diciendo que no podíamos estar ahí. Yo, en el concepto de instalaciones deportivas públicas, sólo admito directrices de la institución, en este caso del Patronato Municipal de Deportes. Y el acalde había asegurado que por la tarde sería de uso exclusivo para el atletismo, aunque luego se ha demostrado que ha sido mentira», relató Roig.
El presidente del CA Pitiús también citó capítulos vividos por la mañana, «a partir de las 12, que es la hora que nos dio el Patronato». «Teníamos ese horario porque dos atletas no podían entrenar por la tarde por motivos de trabajo y académicos. Durante no un día, sino varios, se alargaban los entrenos de la Udé. Los nuestros tenían que entrenar, comer y prepararse para el trabajo o estudiar. El preparador físico del entrenador de entonces, que era Carcedo, nos pidió disculpas», expuso.
Eso sí, las tardes con Jémez dejó claro que son otra cosa: «Empezó siendo algo puntual y acabó siendo una o dos veces por semana. El PMD nos avisaba a primera hora de la tarde o por la mañana, y tenemos la documentación. El día en concreto de lo que pasó con Massimo, esta persona vino a pedirnos disculpas porque había sido una decisión personal del entrenador. Acepté las disculpas y nos dimos la mano. Cuando se iba, le dije: ‘Espero que no vuelva a pasar'. Riéndose, me dijo que eso no lo podía asegurar».
Roig quiso dejar claro que su objetivo «no es dañar la imagen de Massimo». «Ya sé que no está en la UD Ibiza y espero que profesionalmente le vaya muy bien en el Deportivo, y le deseo que le siga yendo bien, pero lo relato no por el hecho de que no esté aquí, sino porque fue lo que pasó en aquel momento y lugar. Y sabe muy bien que lo que estoy diciendo es verdad. Es relatar unos hechos. No es culparle a él, sino relatar una circunstancia que se dio porque el Patronato Municipal de Deportes, una vez más, no supo coordinar ni hacer frente a esto por su inoperancia. Que cada uno saque sus conclusiones», explicó.