No suele ser habitual, pero habrá revancha. Javier Gálvez ha aceptado el desafío de Ben Longstaff y se volverán a ver las caras en la pelea por el cinturón continental de la KGP. Gálvez, nacido en Madrid, pero criado en Ibiza, peleará por seguir siendo el mejor de Europa en K-1 y en el peso de 61 kilogramos. La pelea está fijada para el 16 de noviembre en Sheffield (Reino Unido).
Longstaff volverá a tener al público inglés de su lado, pero Gálvez tiene la total confianza en que podrá volver a mandarlo a la lona. En mayo lo tumbó hasta en cinco ocasiones antes de dejarlo KO en el quinto asalto. El ibicenco arrasó al británico, que jamás había perdido una pelea en el circuito profesional.
La contundencia de aquel combate dejó con muy mal sabor de boca a Longstaff que se ha estado preparando para intentar recuperar su posición como el mejor peleador del continente. Por su parte, Gálvez ve esta pelea como la posibilidad de demostrar que es el mejor y que está listo para cotas más altas. Su objetivo es volver a ganar por KO, pero esta vez quiere hacerlo antes. Su meta es que el combate no pase del segundo asalto.
La progresión de Javier Gálvez está siendo meteórica. En poco más de tres años en el mundo del kickboxing, el joven que este mes cumplirá 23 años y que pelea por el Ibiza Fight Center, donde le entrena su hermano Víctor, y que cuenta con el patrocinio del Gimnasio Nirvana, ya es la gran sensación europea en su modalidad.
Cabe señalar que el combate de mayo en el que se hizo con el cinturón europeo era el primero que disputaba lejos de las fronteras españolas y ante un público que estaba volcando con el inglés. No le importó y arrasó. Era su oportunidad y no la desaprovechó. Ahora quiere seguir haciendo historia. Mientras tanto ya está centrado en la preparación para este importante combate que puede terminar de catapultarlo.