Vaya por delante que es lo más díficil en el mundo del deporte. Quedar primero no está al alcance de todos y es muy difícil exigírselo a alguien. Pero si algo sorprende en la UD Ibiza durante las últimas campañas es la fragilidad que ha mostrado siempre que se ha puesto líder o ha tenido la opción de hacerlo. Desde el descenso a Primera RFEF, son muy pocas las jornadas en las que los celestes han comandado la clasificación pese a ser siempre uno de los principales candidatos al ascenso. Además, muchas veces estos tropiezos han llegado en situaciones sorprendentes, como la de este domingo al empatar contra el colista en Can Misses.
Un pinchazo que recuerda al del curso pasado ante el Intercity cuando el equipo volaba tras la histórica racha de siete victorias seguidas. Esa derrota contra los alicantinos fue el inicio de un bache que acabó lastrando todas las opciones ibicencas por el primer puesto y lo condenó a un playoff en el que acabaría cayendo contra el Andorra.
Ahora, la situación no es ni mucho menos parecida, ya que la liga acaba de empezar. Pero sí es cierto que volver a dejarse dos puntos en casa contra un equipo de la zona baja es algo que se vio mucho el curso pasado. Incluso el propio Paco Jémez en una de sus ruedas de prensa más duras aseguró que un equipo que falla contra los rivales contra los que no se puede fallar, no merece el ascenso.
Las calidad no decide
Este domingo, la Udé evidenció los primeros síntomas de problemas. Si el técnico andaluz venía avisando de que el juego del equipo no estaba siendo bueno y que eran las individualidades las que habían salvado los primeros encuentros, contra el Antequera no hubo esos destellos. Bebé que había estado superlativo, no materializó la que tuvo. Tampoco Sofiane fue capaz de marcar en boca de gol. Así se escaparon dos puntos que se suman a los que se perdieron la semana anterior tras una mala primera parte en Marbella.
Dos tropiezos que hacen que los celestes pierdan el liderato. Y es que, como se mencionaba anteriormente, la afición celeste ha visto muy poco tiempo a su equipo liderar la tabla en los últimos años. La temporada pasada, tras un inicio de liga complicado a las órdenes de Pep Lluís Martí, la llegada de Jémez y los refuerzos del mercado invernal fueron un soplo de aire fresco. El equipo cogió aquella racha de siete victorias consecutivas que le permitió estar al frente durante cuatro jornadas, de la 26 a la 29. Y eso que la jornada 28 y 29 se tropezó, perdiendo una gran oportunidad de abrir hueco.
El año anterior, en su primer curso en Primera RFEF, con Guillermo Fernández Romo en el banquillo, los celestes sólo fueron líderes en la segunda jornada. Si bien es cierto que en la tercera se plantaron con pleno de victorias, coliderando con el Castellón y que mantuvieron el pulso con el su rival durante toda la primera vuelta, pero no es menos cierto que siempre que tuvieron la opción de ponerse primeros, fallaron.
Aquella UD Ibiza arrancó con un balance de siete victorias y dos empates en los primeros nueve encuentros, pero se encontró con un Castellón mejor. Un inicio de curso que todavía puede ser igualado esta temporada ya que si algo están demostrando los de Vila es solidez defensiva y se mantiene invicto en este estreno liguero con dos victorias y dos empates.
La exigencia en Ibiza es la máxima. La afición espera todo de su equipo y por eso el empate contra el Antequera en casa supone el primer gran disgusto. Precisamente el hecho de ir primeros es el que hace que prácticamente cada tropiezo sea inesperado, más aún si es contra el último clasificado.
Pero como se decía con anterioridad, esto no ha hecho nada más que empezar y los celestes buscarán reencontrarse con el triunfo esta semana contra Atlético de Madrid B.