El Sa Real Instalaciones Arévalo no pudo dar la sorpresa este domingo ante el Tarragona (75-82). Los ibicencos plantaron cara a un equipo diseñado para ascender e incluso tuvieron opciones, pero la reacción llegó demasiado tarde. Tres jornadas y tres derrotas, pero este partido deja unas sensaciones más positivas para un equipo que sabe que volverá a pelear por la permanencia.
El partido empezó mal. El Tarragona demostró que tiene una plantilla consolidada y su juego coral rompía una y otra vez la defensa colegial. Así, el primer cuarto se cerró con un 15-24 que hacía pensar que no iba a haber opciones para los ibicencos.
La diferencia siguió aumentando en el segundo cuarto. Eso sí, los de Ángel Pascual iban asentándose en el partido y había más igualdad. Con todo, 13 abajo al descanso (35-48). El partido esta muy cuesta arriba.
Peor se pusieron las cosas con un mal inicio tras el paso por vestuarios. Con los 20 puntos de diferencia, la misión ya era casi imposible. Fue entonces cuando algo cambió y el Sa Real elevó su intensidad en defensa. La ventaja se fue reduciendo. Y al inicio de los últimos 10 minutos era de 12 (61-73). Había una pequeña esperanza.
Esa esperanza seguió creciendo en el último cuarto. La defensa ibicenca estaba minimizando el ataque tarraconense. Y el partido se iba apretando. En el tramo final, Medori lanzó un triple para ponerse a dos, pero no quiso entrar. Ahí se escapó cualquier esperanza. No pudo ser. Al final, 75-82.