Athletic 1 - 1 Villarreal
Athletic: Iraizoz; Gurpegui, Ekiza, Amorebieta; Iraola, Javi Martínez, Aurtenetxe; Susaeta (Iturraspe, min.82), Muniain (David López, min.88), Gabilondo (Toquero, min.66); y Llorente.
Villarreal: Diego López; Zapata, Gonzalo, Musacchio, Catalá; Marcos Senna, Bruno, Cani (Camuñas, min.86), Borja Valero (De Guzmán, min.74); Nilmar y Rossi (Marco Ruben, min.59).
Goles: 1-0, min.43: Gabilondo. 1-1, min.52: Nilmar.
Àrbitro: Iglesias Villanueva (Comité gallego). Expulsó a Ekiza, en el minuto 80, por doble tarjeta amarilla. Además, mostró tarjeta amarilla a los locales Susaeta, Javi Martínez, Muniain, y a los visitantes Musacchio.
El Athletic Club sigue sin solucionar los problemas que le mantienen en la parte baja de la tabla tras empatar hoy a un gol en San Mamés frente al Villarreal, que, por su parte, empieza a aliviar su mal inicio de temporada.
Igor Gabilondo marcó el gol del conjunto rojiblanco justo antes del descanso, adelantándose en el primer palo a Zapata tras un centro de Iraola desde la derecha, y Nilmar logró el empate a vuelta de vestuarios en una jugada de De Rossi que dejó un tanto retratada a la defensa local.
Fue de lo poco que hizo el equipo de Juan Carlos Garrido ante un rival que no acaba de arrancar con el argentino Marcelo Bielsa en el banquillo, con el que solo ha sumado 2 de los 15 puntos posibles en lo que ve de campeonato. No lleva muchos más el Villarreal, 5, aunque 4 en las dos últimas jornadas.
Trató el Athletic de tranquilizar a su afición con una salida en tromba, de continuas llegadas al área rival, si bien es cierto que sin apenas peligro.
Con Javi Martínez en el pivote y Aurtenetxe en el lugar del lesionado De Marcos, el conjunto de Bielsa apareció más sólido atrás, aunque menos creativo hacia arriba que con Iturraspe, hoy en el banquillo, al mando de sus operaciones.
El Villarreal pareció algo superado en el arranque, como esperando que a los locales se les fuese algo de fuelle para empezar a imponer su fútbol más pausado, de toque y posesión.
Ocurrió algo así porque el juego se equilibró a medida que pasaban los minutos y, además, los acercamientos al área eran más peligrosos de los visitantes.
Así, un remate cruzado de Borja Valero, un tiro alto lejano de Marcos Senna y una jugada de Cani dentro del área con un centro sin demasiadas opciones equilibraron el ardor del comienzo del Athletic, que reclamó un penalti de Musacchio a Amorebieta.
Como se quejó largamente de repetidas faltas a Llorente, especialmente de una al borde del área a raíz de la cual, en el contraataque, vio la tarjeta Gurpegui. Esa decisión provocó que la grada dedicase una sonora pitada al árbitro.
Muy poquito antes, Gabilondo había adelantado a su equipo en un centro desde la derecha de Iraola que remató en el primer palo adelantándose a un demasiado confiado Zapata.
Comenzó puesto y contemporizador el Athletic el segundo tiempo, queriendo mantener un resultado que le resultaba muy valioso en la situación en la que se encontraba. Y el Villarreal, muy por debajo del nivel esperado, tampoco aceleraba con el ritmo.
Pero, curiosamente cuando Garrido estaba a punto de dar entrada a Marco Ruben, los amarillos encontraron un tanto de la nada. De Rossi alcanzó la línea de fondo, Iraizoz y Amorebieta no se entendieron a la hora de defender la portería, el central despejó sobre la posición de Nilmar ya en el área pequeña y el brasileño no tuvo más que batir la desguarnecida portería local.
No mucho más hizo el Villarreal, mientras que el Athletic volvió a la carga con remates de Javi Martínez, Susaeta, Aurtenetxe y Toquero, siempre bien respondidos por Diego López. Especialmente clara fue la de Susaeta, quien, como le suele ocurrir, prefirió el lanzamiento a portería con el meta tapando huecos a un pase a un compañero, en este caso Muniain, solo al borde del área pequeña.
Con el paso de los minutos, a los visitantes el resultado le parecía bueno, incluso cuando el Athletic se quedó en inferioridad al ver la segunda tarjeta amarilla Ekiza, muy acertado hasta entonces. Aún así, los de Bielsa lo intentaron todo hasta el final insuflados por el espíritu de Toquero. Pero no cambiaron el curso del encuentro.