ATHLETIC CLUB, 3 - SPORTING DE LISBOA, 1. (2-1, al descanso).
SPORTING DE LISBOA: Rui Patrício; Pereira, Xandao, Polga, Insúa; Pereirinha (Jeffren, min.62), Martins (Carrillo, min.83), Matías Fernández (Carriço, min.46), Schaars, Diego Capel; y van Wolfswinke.
ATHLETIC CLUB: Iraizoz; Iraola, Javi Martinez, Amorebieta, Aurtenetxe; Susaeta, Iturraspe, Herrera (Iñigo Pérez, min.94), Muniaín (Ekiza, min.89); Ibai (Toquero, min.93) y Llorente.
GOLES:
1 - 0, min.17, Susaeta.
1 - 1, min.43, Van Wolfswinke.
2 - 1, min.45, Ibai Gómez.
3 - 1, min.89, Llorente.
ÁRBITRO: Martin Atkinson (ING). Amonestó a Amorebieta (min.53) en el Athletic y a van Wolfswinkel (min.9) y Carriço (min.58) en el Sporting.
ESTADIO: San Mamés.
Un gol de Fernando Llorente en el último suspiro clasificó al Athletic Club para la final de la Europa League, la primera de su historia, tras apear al Sporting de Portugal (3-1) en un partido intenso que premió al equipo que más expuso, con un molde producto de Marcelo Bielsa, que ya tiene un hueco en la historia rojiblanca.
El choque estaba destinado a la prórroga con el 2-1, resultado que se mantuvo en el marcador tras el tiempo de descanso. Sin embargo, el emblema de los leones, el riojano Fernando Llorente, metió la puntera en una fantasiosa jugada de Ibai Gómez para sellar el billete a Bucarest, donde se medirá al Atlético de Madrid.
Llorente no sólo marcó el definitivo, algo que el fútbol tiene guardado para unos pocos, sino que además provocó el delirio de San Mamés cuando construyó los dos primeros. En el gol que abrió la cuenta asistió con el pecho a Susaeta y en el segundo ingenió un movimiento de arquitecto para asistir a Ibai Gómez.
El chaval vizcaíno --que ha sido clave en el tramo final de la competición-- definió con pulso de cirujano para igualar la eliminatoria. Y es que apenas dos minutos antes, el mejor de los lusos, van Wolfswinke, metió el tanto de la discordia tras un zarpazo ajustado al palo.
Desde ese momento el Athletic disponía de 45 minutos para hacer un gol sin que lo hiciesen los de Sá Pinto. Se alargó la agonía en la grada por los disparos de Muniaín, pero sobre todo por los postes de Javi Martínez e Insúa, que apunto estuvo de batir a Gorka Iraizoz. Pero la trayectoria de los de Bielsa no merecía un final cruel.
Todo lo contrario. La 'Catedral' acabó con las manos en la cabeza, suplicando al cielo ese tercer gol. El partido se consumió y el gol de la victoria llegó en el último momento, cuando el Sporting no tenía tiempo para reaccionar. El 'shock' fue demasiado grande y la afición estalló de rabia.
El poso del fútbol de Marcelo Bielsa --sobresaliente en su ejecución-- ha sido la clave del éxito en un equipo que ha preferido jugar con la posesión, garantizarse la circulación del balón y apelar al corazón. Cuando se junta todo esto, el resultado suele ser positivo. San Mamés comió perdices. Se las merecía. Dos finales no es para menos.