El fútbol es un deporte que desata todo tipo de emociones. Alimenta la polémica, el debate, la discusión. Fomenta la crítica –a veces exasperada– hacia entrenadores, futbolistas, árbitros o directivos. Todo es susceptible de ser elevado a categoría de estrella o; al contrario, de ser vilipendiado y reducido a cenizas.
Pero existe un lado terrenal en el mundo del deporte en general que nos hace poner los pies en el suelo y, por una vez, confluir en un mismo sentimiento. El CF San Rafael, a través del técnico del equipo cadete, Raúl Barroso, pondrá en práctica mañana jueves una de esas iniciativas que genera esperanza y suma apoyos. Un detalle humano que engrandece el fútbol.
La historia la protagoniza un pequeño de cuatro años llamado Marcos Luna a quien se le diagnosticó la enfermedad de leucemia hace escasas fechas – se trata de un tipo de cáncer que ataca a la médula ósea y que se presenta con frecuencia durante la infancia– y cuyo tratamiento le mantiene en el hospital Son Espases de Palma, lejos de su hogar.
Marcos es el hijo de Agustín Luna, delegado del conjunto cadete, y hermano de Adrián, discípulo de Raúl Barroso que con 15 años debutó en Tercera con el primer equipo, en Alcúdia, el pasado 22 de diciembre.
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