La figura del alero LeBron James volvió a agrandarse más que nunca y con un doble-doble (37 puntos y 12 rebotes) lidero a los Heat de Miami al triunfo de 95-88 ante los Spurs de San Antonio en el séptimo partido de las Finales de la NBA que ganaron por 4-3 al mejor de siete.
Los Heat, con un James sensacional en cada momento del partido y en todas las facetas del juego, revalidaron su título de campeones ante un rival, como los Spurs, que hizo también méritos para haber conseguido su quinto título de liga, que los estableciesen como la cuarta dinastía, pero enfrente tuvieron la mejor versión del «King», sin discusión el mejor jugador de la NBA.
James volvió a ser la gran estrella al conseguir un doble-doble de 37 puntos (12-23, 5-10, 8-8), 12 rebotes --nueve fueron defensivos--, repartió cuatro asistencias y recuperó dos balones en los 45 minutos que jugó.
Pero lo más importante fue que surgió como el líder del equipo en los momentos decisivos, como cuando faltaban 28 segundos para el final y anotó la canasta que aseguró la victoria al darle una ventaja de cuatro puntos (92-88), que dejó hundidos a los Spurs.
El escolta argentino Manu Ginóbili, que había jugado un gran partido, perdió un balón de oro en la siguiente posesión y el robo fue para James que también forzó la personal y con otros dos puntos más hizo que comenzase la gran fiesta en el American Airlines Arena porque el triunfo estaba asegurado.
La victoria permitió a los Heat conseguir el tercer título de liga, segundo consecutivo, en las cuatro finales que han disputado en su historia, las terceras seguidas desde que en la temporada del 2011 llegó James y el pívot Chris Bosh para unirse al escolta Dwyane Wade y formar los ya históricos «Big Three».
Los Heat, que estuvieron a cinco segundos de perder el título en el sexto partido antes que anotase un triple salvador el escolta Ray Allen, remontaron una desventaja de 2-3 que tenían en la serie al mejor de siete y fueron el último equipo desde la temporada del 2010 que ganaron los dos últimos encuentros de las Finales.
Los Ángeles Lakers lo consiguieron ante los Celtics de Boston para conseguir su decimosexto título de liga.
Junto James, que ganó su segundo título de Jugador Más Valioso (MVP), el escolta Dwyane Wade quiso también reivindicar su condición de indispensable dentro de los Heat y aportó otro doble-doble monumental de 23 puntos, 10 rebotes y dos tapones.
Mientras que el alero reserva Shane Battier jugó el partido de su vida al convertirse en el factor sorpresa y sexto hombre tras aportar 18 puntos, todos conseguidos con seis triples que anotó de ocho intentos, en sólo 29 minutos que estuvo en el campo, además de capturar cuatro rebotes.
El base Mario Chalmers llegó a los 14 puntos, incluido un triple súper valioso que anotó con el pitido final del tercer periodo que le dio a los Heat la ventaja parcial de 72-71 y una gran moral de cara al cuarto periodo después que al descanso Miami también se fue arriba (46-44).
Sin que Bosh tuviese protagonismo en el ataque y dentro de la pintura, los Spurs dominaron con 48 puntos en el juego interior por 24 de los Heat, la inspiración de Battier y James que también consiguió 5 de 10 triples, fue clave en la victoria de los Heat.
Como equipo los Heat tuvieron un 44 (36-82) por ciento de acierto en los tiros de campo, 38 (12-32) de triples y 69 (11-16) de personal, comparados al 38 (31-82), 32 (6-19) y 91 (20-22), respectivamente, de los Spurs, que siempre estuvieron en el partido.
El veterano ala-pívot Tim Duncan con un doble-doble de 24 tantos, 12 rebotes y 4 asistencias fue el líder del ataque de los Spurs, que perdieron el primer título de los cinco que han disputado desde la temporada de 1999.
Pero Duncan también protagonizó la jugada más decisiva del partido para los Spurs cuando a falta de 48 segundos y parcial de 90-88 falló su tradicional tiro a canasta de penetración por la línea y luego el palmeo que hizo tampoco entró, lo que dio la oportunidad a los Heat a sentenciar con los puntos de James.
El alero Kawhi Leonard, la gran estrella del futuro de los Spurs, aportó un doble-doble de 19 puntos, 16 rebotes y puso un tapón, que mereció mejor suerte.
Lo mismo que la gran labor de Ginóbili, que jugó una primera parte con un control perfecto de balón y estaba brillante hasta los dos últimos minutos del partido que perdió tres balones muy costosos para los Spurs.
Pero Ginóbili no fue la causa de la derrota de los Spurs, todo lo contrario, los mantuvo siempre en el partido al aportar 18 puntos después de anotar 6 de 12 tiros de campo, incluidos 2 de 5 triples y 4-4 desde la línea de personal, repartió cinco asistencias, capturó tres rebotes y perdió cuatro balones.
El base francés Tony Parker esta vez no pudo ser factor ganador de su equipo al tener su peor partido ofensivo de las Finales al anotar sólo 10 puntos (3-12, 0-0, 4-4), dio cuatro asistencias y recuperó tres balones.
Mucho menos el escolta Danny Green, el héroe de los tres triunfos logrados por los Spurs, pero que en el decisivo partido sólo pudo anotar cinco puntos (1-12, 1-6, 2-2), lejos de jugador que estableció la mejor marca de triples de las Finales con 25 en los cinco primeros encuentros.
El pívot brasileño Tiago Splitter jugó cuatro minutos y aportó dos puntos (1-2, 0-0, 0-0) y recuperó dos balones.
Ficha técnica
95 - Miami Heat (18+28+26+23): Chalmers (14), Miller (-), Bosh (-), Wade (23), James (37) -cinco inicial-, Andersen (3), Battier (18), Allen (-) y Udonis Haslem (-).
88 - San Antonio Spurs (16+28+27+17): Parker (10), Ginobili (18), Green (5), Duncan (24), Leonard (19) -cinco inicial-, Diaw (5), Splitter (2), Neal (5) y Joseph (-).
Árbitros: Dan Crawford, Monty McCutchen y Scotto Foster. No señalaron faltas técnicas ni hubo eliminados por personales.
Incidencias: Séptimo y último partido de las Finales de la NBA, que se disputó en el American Airlines Arena, de Miami, ante 19.900 espectadores (lleno).