El excapitán del crucero «Costa Concordia», Francesco Schettino, ha asegurado que su tripulación «tiene toda la culpa» del naufragio del barco en 2012 frente a la isla italiana de Giglio (centro), en una entrevista publicada hoy por el diario genovés «Il Secolo XIX» en su edición impresa.
«Toda la culpa es de mis oficiales. Estábamos a media milla de la costa y a esa distancia el mando de la nave estaba encargado a los oficiales de guardia», explica Schettino, que lamenta, a su vez, que nadie le alertara del peligro.
«Nos encontramos con las rocas y nadie dijo: 'cuidado, estamos a una distancia mínima, atención'», señala.
Schettino, principal acusado del caso, confiesa que no se dio cuenta de la situación hasta que no vio la espuma del mar, señal de su proximidad a la costa.
«Ordené que el timonel se acercara primero a la derecha para evitar el problema y después a la izquierda para evitar la sacudida de las aguas en la popa. Pero el timonel lo hizo mal y fue a estribor», recuerda.
En ese momento, asegura, fue «imposible mantener la calma» y, en lugar de recibir la información precisa de lo ocurrido para poder tomar la decisión correcta, lo único que le comentó su tripulación fue que el crucero «flotaba».
El excomandante italiano volvió a defenderse diciendo que no abandonó la nave, una negligencia presente entre los múltiples cargos de los que se le acusa.
«Han dicho de todo, que me caí, que salté a una lancha..., la verdad es que si un piso inclinado se inclina cierto grado, está sujeto a la fuerza de la gravedad», explica.
Convencido de que tomó la decisión correcta, Schettino sostiene que el comandante de la capitanía, Gregorio De Falco, le confirmó por teléfono que «las patrulleras no iban a socorrer a los náufragos por miedo, porque el Concordia se estaba inclinando más y más».
El crucero italiano «Costa Concordia» encalló frente a las costas toscanas hasta hundirse parcialmente el pasado 13 de enero de 2012, cerca de la isla de Giglio (Toscana), una localidad de interés turístico que forma parte de uno de los parques naturales más importantes del mar Mediterráneo.
El siniestro se saldó con la muerte de 32 personas, entre ellos el turista español Guillermo Gual y el peruano -miembro de la tripulación- Thomas Alberto Costilla Mendoza.
Otras 64 resultaron heridas.
El capitán, Francesco Schettino, y el primer oficial, Ciro Ambrosio, fueron arrestados y acusados de abandono de la nave, naufragio y homicidio múltiple culposo.
El juicio contra Schettino comenzó el pasado 17 de julio en un Tribunal de Grosseto (centro) y, en la actualidad, el barco ya ha sido enderezado y espera su traslado a un puerto para su desmantelamiento.