El escolta Kobe Bryant jugó su último partido como profesional y lo hizo con una anotación de 60 puntos que ayudó a su equipo de Los Ángeles Lakes a vencer por 101-96 a los Jazz de Utah, en duelo de franquicias eliminadas de la fase final.
Bryant, de 37 años, 20 de profesional --todos con los Lakers--, tuvo el final tipo Hollywood de una despedida que ha durado toda la temporada y que le ha costado al equipo concluirla como la peor de la historia del equipo y con muy pocas cosas que aprovechar en lo que será una reconstrucción complicada, tras haber perdido todo el año.
Como se esperaba, el Staples Center se vistió de gala y llenas su gradas aunque la entrada más barata valiese 800 dólares, para darle el último adiós a la «Mamba Negra», su ídolo de los últimos 20 años, que les consiguió cinco títulos de liga, e impuso su autoridad por encima de todo y todos.
El equipo, donde siempre se jugó de acuerdo a su voluntad, lo hizo hasta el último segundo que él estuvo en la pista al darle todos los balones y que hiciese los tiros a canasta, nada menos que 50, su mejor marca como profesional, de los que anotó 22, un porcentaje nada destacable.
Bryant superó la marca de los 47 tiros a canasta que estableció en la derrota que los Lakers sufrieron ante los Celtics de Boston el 7 de noviembre del 2002.
Pero el partido y la noche era exclusiva de Bryant que anotó 23 puntos en el último cuarto, lo que le permitió conseguir superar la barrera de los 50 tantos por primera vez desde febrero del 2009, sexta como profesional, además de conseguir que los Lakers lograsen la remontada y el triunfo.
La exhibición encestadora de Bryant llegó a su máximo cuando con 59 segundos por jugarse anotó un triple, seguido por otro a los 31 que dio a los Lakers la ventaja parcial de 97-96 y concluyó con una asistencia antes de abandonar el campo y 4,1 segundos para que sonase la bocina final.
La anotación de Bryant fue la mejor que ha tenido desde que logró 61 en el partido que disputó contra los Knicks de Nueva York y fue el quinta anotación más alta que ha tenido en su carrera, además de ser el jugador con mayor edad que logró anotar 50 puntos en la NBA.
Marcas, que no tienen ningún tipo de valor, dado que el partido fue completamente diseñado por los Lakers para que hiciese todos los tiros y además, los Jazz ya sabían que estaban eliminados de la fase final después que los Rockets de Houston habían ganado por paliza de 116-81 a los Kings de Sacramento.
Antes que comenzase el partido Bryant recibió todo tipo de homenajes y toda la noche estuvo dedicada a su figura que durante las 20 temporadas que jugó con los Lakers, quinto profesional que lo ha hecho en la historia de la NBA, pero el único con un sólo equipo.
Al margen de los cinco títulos de liga, también fue seleccionado 18 veces al Partido de las Estrellas, ganó dos medallas de oro olímpicas con el equipo nacional de Estados Unidos, y el premio de Jugador Más Valioso (MVP) de la liga.
Bryant también se fue como el tercer máximo encestador en la historia de la NBA y para Magic Johnson, que hizo de maestro de ceremonia en la que se dio antes del partido, lo calificó como la mayor celebridad que había estado en la ciudad de Los Ángeles durante los últimos 20 años y el más grande jugador que ha vestido el uniforme del equipo de los Lakers.
A pesar que falló los primeros cinco tiros que hizo a canasta, Bryant, con la complicidad de sus compañeros y por supuesto la defensa de los Jazz, que permitieron tirar sin ningún tipo de oposición montó su propio «show» final para que la última función del «circo» de su despedida fuese todo un éxito de proyección de imagen y ganancias, que con salario incluidos, ascenderán a 30 millones de dólares.
La venta de su imagen también la aprovechó durante la larga rueda de prensa en la que se presentó en la mesa frente al micrófono con las dos típicas botellas de una bebida que promociona y que le han acompañado de manera inseparable a través de todos los campos de la NBA.
De los Jazz, lo dejó todo dicho la eliminación de los playoffs al ser un equipo tan inconsistente como los Lakers durante toda la temporada regular, pero sin ningún jugador estrella que despedir y de ahí que pudiesen ganar algunos partidos más.