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Las afiliaciones mejoran, pero no son buenas

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El dato de afiliaciones a la Seguridad Social es el más relevante a la hora de calibrar la evolución del empleo, al menos en términos cuantitativos.

Al contrario que las publicaciones de paro, que pueden verse alteradas por inscripciones que no sean fruto de una pérdida de trabajo (acabar estudios o inmigración, por ejemplo) o por bajas no motivadas por una nueva contratación (jubilación, pérdida de ayudas o emigración), o de la EPA, que no deja de ser una encuesta, las afiliaciones sí nos muestran la evolución real de contrataciones.

Mirando la evolución del año 2021, las cifras de Balears parecen esperanzadoras: el aumento de contratos fue del 5,52%; superior al de España en su conjunto (+4,08%). Además, los ERTE bajaron de 30.983 a 5.588.

Está claro que la dependencia de las Islas hacia el turismo ha motivado esa mejora superior a la nacional. No en vano la evolución en 2020 fue totalmente inversa: en Balears los cotizantes bajaron un 4,18% mientras que en el conjunto del país la bajada fue del 1,86.
A a esa pérdida de 18.237 personas con contratos laborales hay que añadir a 30.983 personas contratadas en situación de ERTE. Eso equivale al 7,42% de los trabajadores, porcentaje algo inferior al del doble la media nacional (3,97%).

Todo el mundo recordará lo que fue el año 2020: hoteles cerrados, aeropuerto fantasmal, y colas del hambre cada vez más largas. Viendo cifras de PIB, fuimos la comunidad autónoma que más sufrió en el país que más cayó durante la pandemia.

Por ese motivo, analizar únicamente las cifras de 2021, o del inicio de 2022 es muy sesgado: no se pueden entender sin ver lo que ha pasado antes.

Una forma de eliminar el efecto estacional de la COVID es comparar la evolución de 2021 respecto a la de 2019, último año previo a la pandemia:
A cierre de 2021 había 440.608 cotizantes por los 435.779 de 2019 lo que supone un incremento del 1,11%; puede parecer una buena cifra, sin embargo hay que volver a desgranarla.

Por una parte queda prácticamente compensada por los 5.588 personas en ERTE. Tampoco sale muy bien parada la comparativa con el conjunto de las provincias españolas: la subida de 416.373 nuevos afiliados en ese periodo equivale al doble de la balear (+2,15% vs 1,11%). De nuevo, Balears está recuperando de forma mucho más lenta. Con 2022 ya en plena ebullición, también puede ser útil valorar la diferencia de cotizantes entre los meses de febrero actuales y los del último preCOVID.

La lectura es similar comparativamente hablando mejorando ligeramente: se incrementan los afiliados en 9.038 entre febrero’22 y febrero’20 (un 2,08%) por un 4,27% de la media nacional.

Nadie puede negar que la evolución del número de cotizantes ha mejorado en 2021, incluso poniéndose al mismo nivel, o ligeramente mejor, que en la época preCOVID.

Los matices vistos son importantes, pero todavía son más significativos si miramos términos más amplios: la tasa de paro en Balears a cierre de 2021 es del 14,90%; cifra absolutamente desorbitada y que convierte toda mejora de afiliaciones en algo testimonial.
Poniéndolo en contexto, es superior a la española (13%) e, incluso, a la de Grecia (12,90%) país económicamente muy castigado en los años de la crisis financiera, que también ha sufrido por la COVID debido a la importancia del turismo.

Por último, pero no menos importante son los datos cualitativos: si hemos visto que los cuantitativos en cuanto a afiliaciones, siendo mejores, no son positivos, la valoración de los salarios son peor todavía. A la hora de escribir este artículo, el INE no había publicado los de 2021: los de 2020 ya dejan a los trabajadores baleares por debajo de la media nacional con un salario bruto de 1.884,85 euros. Siendo éste un promedio, es fácil darse cuenta que los salarios brutos son muy bajos, especialmente si lo comparamos con los precios de la vivienda (alquiler o en propiedad) o con los costes energéticos.l

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