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La seducción del vino rosado

Resulta ser muy versátil y marida bien con productos locales y con la gastronomía mediterránea en general

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El vino rosado va adquiriendo gradualmente el protagonismo y espacio que se merece. Este vino de color salmón pálido puede llegar a ser mucho más que un vino de copeo y en ciertos casos se considera hasta un vino gastronómico. Habitualmente de color salmón pálido, resulta ser muy versátil y marida bien con productos locales de la isla y con la gastronomía mediterránea en general, sea pescado, marisco, arroces, ensaladas o pastas.

Con su tonalidad elegante, el vino rosado tiene su propio carácter. Se dice de el que es «un vino con alma de blanco y cuerpo de tinto».

La bodega Ibizkus ofrece 3 rosados elaborados con uvas de cultivo ecológico y cosechadas a mano:
Totem, lejos de lo que su color pueda sugerir, su boca es intensa, larga, con buen volumen y con un posgusto elegante que se diluye lentamente. Las uvas de estas viejísimas cepas de monastrell de cultivo en ecológico estrícto se vendimiaron a mano y el mosto fermentó con levaduras autóctonas. Un vino muy fino y ligeramente ahumado, con paso por barrica, el totem rosado tiene complejidad aromática, equilibrio y elegancia.

Ibizkus, el buque insignia de la bodega y anclado al terruño, el ibizkus rosado es mineral, fresco y vibrante, representación de una añada de muy buena calidad, en la que destacó la calidad de la uva sobre la cantidad recogida. De trago fácil, en boca tiene volumen e intensidad, y su acidez le da mucha frescura. Un rosado emblemático y muy mediterráneo.

Can Bassó, elaborado con un 75% de monastrell y un 25 % de cabernet sauvignon, en boca se parece casi a un tinto muy ligero, con el cuerpo, la estructura y la complejidad que le otorga la cabernet. Su refrescante y equilibrada acidez hace de él un vino ágil y vivo.

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