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La soberanía alimentaria

Verduras crucíferas.

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Según la Declaración de Nyéléni, Selingue, firmada en Malí en 2007, «la soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo».

Tal y como reza el documento, este principio sitúa a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas.

La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, colocando la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica.

EL HUERTO EN CASA

El autoconsumo, es la capacidad de producir tus propios alimentos. Sea a nivel familiar, comunidad de vecinos o amigos, escolar… es el símbolo máximo de soberanía alimentaria. Por ello, le dedicaremos unas líneas a cómo empezar a desarrollar este trabajo, este espacio productivo de alimentos, de conocimientos, relaciones sociales y generacionales. Da mucho de sí, y es muy gratificante. Os animo a probarlo.

Este mes de marzo, es un buen momento para empezar con los trabajos de la tierra.

Lo primero que debemos tener en cuenta es:

- Tamaño del espacio disponible. También, podemos desarrollar nuestro cultivo familiar en una terraza o en macetas. Todo es posible con imaginación.

- Orientación: sol y viento

- Agua de riego. Calidad y cantidad disponible.

- Diseño de la huerta o balcón.

¿QUÉ NOS OFRECE EL MERCADO ESTA SEMANA?

Para llenar nuestra cocina de alimentos sanos y nutritivos, elegiremos los de temporada, en la medida de lo posible, locales y de producción ecológica.

¿Por qué? Porque la naturaleza es sabia y en cada momento del año nos proporciona los alimentos con nutrientes o características que mejor se ajustan a esa estación.

De producción local, porque a la vez que reforzamos el tejido económico-social – territorial local, esos productos son de km0, con lo que su huella ecológica por el transporte es mucho menor. En el caso de frutas, la maduración se puede hacer en el mismo árbol y no en cámaras de maduración de forma química y sus características organolépticas y nutritivas son superiores.

De agricultura ecológica, por ser un sistema de cultivo donde no se usan ni pesticidas ni abonos químicos de síntesis, con lo cual la carga contaminante es menor a nivel planeta y a nivel de cada fruta y verdura que luego consumimos en casa.

Y como no, los valores nutricionales son superiores en comparación con los mismo cultivos realizados en sistema de agricultura convencional (química), como se ha analizado y estudiado en la Universidad Politécnica de Valencia. La doctora María Dolores Raigón, ha dirigido uno de estos estudios y la Junta de Andalucía ha publicado su libro Alimentos ecológicos, calidad y salud. Un tema al que vale la pena dedicar un día.

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