Los negocios de restauración del polígono de Son Rossinyol han percibido en su inmensa mayoría los efectos del juicio del caso Nóos en la caja registradora.
El tránsito de clientes es mayor que un día corriente. Así lo afirma por ejemplo Silvia, camarera del Restaurante Son Rossinyol, situado justo detrás del edificio de la EBAP, donde transcurre el juicio. En este establecimiento cuentan que su oferta gastronómica se centra en un «bocadillo del día», que en este caso es de jamón serrano y queso, y un plato único: lomo a la pimienta.
Cristian Morales, gerente del Bar Restaurante El Imperial, también cercano al lugar del juicio, destaca que lo que más han notado en el día de hoy es el fuerte control policial en la zona, aunque reconoce que esperan vender numerosos 'menús del día'. Su apuesta pasa por una buena relación calidad precio, y están abiertos hasta las 22 horas o hasta que la presencia de clientes así lo exija.
Otro ejemplo es el del Forn de Son Rossinyol, un establecimiento que se centra en desayunos y meriendas, aunque incluye en su oferta platos de plancha. Su encargada, Rosa Rodríguez, afirma que «esperábamos más movimiento, si bien es cierto que han aumentado las ventas en relación a un día normal».
Por último, Ana Seguí, del Restaurante Casa Fernando, asegura que la jornada de este lunes está siendo «un caos». «Mucha gente ya nos ha pedido que les reservemos un plato, sobretodo periodistas, pero también algunos policias». Para un día como hoy explica que disponen de los tradicionales 'llonguets', que han retirado el menú porque la gente no dispone de demasiado tiempo, y que solo tienen «un plato único y fuera».