Desde la Vicepresidència y Conselleria de Turisme salieron ayer en defensa de la exdirectora general de Turisme, Pilar Carbonell -que no está adscrita a ninguna formación política-, en línea con el discurso mantenido desde que su nombre apareciera en la investigación del ‘caso Cursach'. El departamento que dirige Biel Barceló emitió un comunicado en el que ponía de manifiesto que el vicepresident defiende el trabajo realizado por Carbonell y que confía «plenamente en que la investigación judicial en que está implicada concluirá que no ha cometido ningún delito en el ejercicio de su cargo».
Por su parte, Carbonell se limitó a escribir una breve nota en su página de Facebook para explicar lo sucedido: «Tal y como acepté en el código ético al aceptar el cargo, presento mi dimisión una vez he sido llamada a declarar. Se ha dicho mucho y se ha escrito más, pero la verdad siempre prevalece». Sin embargo, y pese a que este periódico intentó contactar con ella, no fue posible localizarla.
Barceló y Carbonell siempre han negado cualquier trato de favor al grupo Cursach por parte de la Conselleria y mantienen que sus expedientes han seguido el plazo y los requisitos establecidos por la normativa. Aún así, Barceló ya avanzó el miércoles que aceptaría la dimisión de Carbonell en caso de que fuera imputada. «Se han asumido responsabilidades políticas y lo seguiremos haciendo», dijo. En el comunicado de ayer, recordó que el Ejecutivo abrió una investigación interna cuando tuvo conocimiento de la implicación de algunos funcionarios del departamento de Ordenación Turística en el ‘caso Cursach' y puso toda la información en conocimiento de la Fiscalía. También el Consell de Govern aprobó la personación en el caso «para defender el interés general».
Carbonell compareció en el Parlament el 19 de octubre para explicar su implicación en el caso. Reconoció las conversaciones telefónicas con el director general del grupo Cursach, Bartolomé Sbert, pero negó trato de favor.