Pasaban unos minutos de las siete de la mañana y la mayoría de los vecinos aún dormía en el número 52 de la calle Gran i General Consell, en s' Arenal. De repente, algunos gritos alertaron de que el primer piso estaba en llamas. Los minutos siguientes fueron caóticos y angustiosos. Una mujer resultó herida muy grave, cuatro residentes fueron hospitalizados y otros diez tuvieron que ser atendidos por inhalación de humo.
El edificio afectado se encuentra ubicado junto al hotel Kilimanjaro y a las 7.10 horas los primeros en detectar las llamas fueron llamando al resto, puerta por puerta: «¡Salid ya, el edificio está en llamas!». A pie de calle, los residentes corrieron a acercarse y algunos de ellos, al ver la magnitud de las llamas, colocaron colchones en la acera, por si algún afectado tenía que saltar.
Atrapados
Numerosos residentes quedaron atrapados y saltaron a través de las terrazas de vecinos para huir del fuego y llegar a la calle. La que se llevó la peor parte fue una señora italiana de 65 años, vecina del cuarto piso, que intentó rescatar a sus perros y se quemó gran parte del cuerpo. Cuando fue atendida por los equipos de urgencias presentaba quemaduras en más de la mitad de su cuerpo, y su estado era muy grave. Fue evacuada a un hospital palmesano, pero estaba previsto que la trasladaran a Vall d'Hebrón, en Barcelona, dada la gravedad de sus lesiones.
Antes de que llegaran policías locales de Llucmajor, guardias civiles, bomberos y ambulancias, algunos particulares se acercaron a las llamas con extintores, pero hubo una serie de detonaciones y finalmente desistieron. Los funcionarios de emergencias revisaron el piso planta por planta y comprobaron que no quedaba nadie atrapado en el interior. El alcalde de Llucmajor, Eric Jareño, se desplazó hasta el edificio en llamas, para seguir de cerca las tareas de rescate y extinción, junto al jefe de la Policía Local, Sergi Torrandell.
Fue entonces cuando se vivió uno de los momentos de mayor tensión: un vecino de los pisos de abajo, albañil, no contestaba y los bomberos y la Guardia Civil tiraron abajo la puerta de su casa, por si estaba dentro. No había nadie y el señor apareció poco después, muy alarmado por lo que estaba pasando. Dos vigilantes de un hotel, Salif y Juan, se jugaron el tipo ayudando a los atrapados y otros vecinos, como una mujer militar, también demostraron una gran valentía y solidaridad, ayudando a los inquilinos en apuros. «La gente gritaba, había muchos nervios. Han sido unos minutos horribles», contó Guillem, uno de los testigos. La actuación de los bomberos fue alabada por su profesionalidad y rapidez y evitó, a buen seguro, daños mayores. Tanto personales como materiales. El piso afectado, en cualquier caso, quedó en estado de siniestro total.
«Lo peor ha sido ver cómo se llevaban a la señora quemada, estaba muy mal», contó una de las vecinas. La perrera municipal también fue movilizada porque había numerosos perros y gatos en la finca, y los dueños no podían cuidar de ellos en esos momentos. Horas después del gran incendio, los afectados pudieron regresar a sus hogares, todavía con el susto en el cuerpo: «Ha sido un día que no olvidaremos nunca».
Investigación
La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación y de momento no se descarta ninguna hipótesis sobre el origen del incendio. Se trata de un piso alquilado por una familia y tanto la mujer como su hijo resultaron intoxicados por el humo. En una primera inspección ocular, los investigadores detectaron una gran cantidad de enseres en la casa, lo que habría acelerado las llamas.
La mayoría de evacuados pudo regresar a la finca horas después y, en principio, no hay daños estructurales. Los peritos de las aseguradoras acudieron a la finca.
■ Incendio en Son Espases