Hasta este martes se habían hecho en Baleares unas 13.500 pruebas PCR que sirven para diagnosticar a los enfermos de COVID-19. Desde que se inició la epidemia se ha evaluado al 1,2 % de la población de Baleares cuyo censo es de 1.150.000 personas. Otra forma de ofrecer las cifras es que la comunidad ha hecho 11.739 pruebas por cada millón de habitantes, lo que permite compararla con otras autonomías para ver que los porcentajes son similares. Galicia, por ejemplo, ha hecho 111.111 pruebas por cada millón de habitantes y el País Vasco 10.673.
Sin embargo, queda lejos de la recomendación que el pasado 16 de marzo, hace más de 20 días, hizo el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus cuando dijo: «Tenemos un simple mensaje para todos los países: test, test, test».
El Ministerio de Sanidad indicó este martes que los test de diagnóstico rápido, menos fiables que la PCR, sólo se utilizarán finalmente en urgencias y en residencias, para detectar antes a los pacientes ya que no presentan las garantías suficientes para asintomáticos. Se trata de las pruebas que el Gobierno del Estado repartió el domingo entre las diferentes comunidades. Baleares todavía no ha recibido los 18.000 test que le tocan del millón repartido.
Baleares ya dispone de test rápidos de anticuerpos
Por otra parte, la comunidad ya dispone, tras hacer su propia compra, de test rápidos de anticuerpos, aunque tampoco sirven para diagnosticar la enfermedad en su fase inicial.
Así pues la esperanza recae en las PCR y los puntos de recogida rápida de muestras, llamados Covid-Exprés, que ya se han activado en diferentes puntos de la isla. Según el portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, cada día se realizan entre 800 y 900 test.
Respecto a las pruebas masivas, el Gobierno estatal se plantea realizar un test rápido a todos los miembros de unas 30.000 familias españolas a modo de muestreo epidemiológico de la sociedad. Cadena Ser tuvo acceso al documento que detalla estudiar a un mínimo de 62.400 personas con test masivos y a partir de ahí, decidir qué medidas de confinamiento se levantan, cómo y cuándo. El sistema, que se haría en colaboración con el Instituto Nacional de Estadística, se repetiría a los 21 días.
En el documento además se reconoce que la difusión del virus no ha sido homogénea a lo largo de la geografía española, y que, por tanto, el levantamiento de medidas no tendría por qué ser a la vez o en todas partes.