Desde hace unos días, los medios de comunicación han alertado de una avalancha de turistas procedentes de Alemania, con destino a las Islas Baleares.
Ante el previsible aumento del riesgo de infección por coronavirus, se ha recomendado a la población balear que extreme todas las precauciones durante la Semana Santa: el lavado frecuente de manos, evitar los locales públicos cerrados, y el uso de las mascarillas quirúrgicas o FFP2.
Un caso especial es el de los trabajadores de la hostelería y el ocio, a los que se les ruega, muy especialmente, que mantengan la distancia de seguridad y que sean precavidos en sus interacciones con los clientes germanos.
Por qué es previsible la avalancha
Paradójicamente, esta situación de alto riesgo tiene su origen en una institución sanitaria alemana. Nos referimos al Instituto Robert Koch (RKI), dedicado a la prevención y el control de enfermedades. Su nombre rinde homenaje al científico que en 1882 descubrió el posteriormente llamado bacilo de Koch, microorganismo causante de la tuberculosis.
El caso es que, con fecha 12 de marzo, el Instituto Robert Koch actualizó su listado público de zonas de riesgo por coronavirus. Y entre las zonas que dejaron de aparecer en esa lista de riesgo están, precisamente, las Islas Baleares. Inmediatamente, las agencias de viajes alemanas han comenzado a recibir reservas, y los vuelos han colgado el cartel de completo.
Las consecuencias a la vista están. Por un lado, la llegada masiva de alemanes ha podido provor un repunte de los contagios. Y por el otro, los maltratados profesionales del ocio y la hostelería los han esperado con los brazos abiertos, con la esperanza de que hayan sido un parche salvador para sus maltrechas economías.
Medidas de prevención adoptadas
Para intentar evitar un aumento en los contagios, o incluso la explosión de una cuarta ola prematura, las autoridades sanitarias baleares adoptaron las siguientes medidas para turistas extranjeros, de obligado cumplimiento a su llegada:
1. Cumplimentación de un formulario de localización y contacto permanente.
2. Control de temperatura y, en caso de síntomas, prueba PCR.
Evidentemente, estas medidas han sido criticadas por insuficientes. Adicionalmente, los visitantes recibieron un SMS y folletos con recomendaciones preventivas, y se seleccionaron hoteles específicos para alojar a estos turistas, con profesionales especialmente formados en prevención Covid.
Por último, existen hoteles preparados exclusivamente para poder acoger en cuarentena a aquellos extranjeros que pudieran estar infectados.
La imprevisible conducta humana
Esta situación nos tiene que hacer reflexionar sobre lo imprevisible de las acciones humanas. Presumimos de ser animales racionales, pero la realidad es tozuda, y demuestra que, en realidad, son las emociones las que dominan nuestro comportamiento.
La necesidad imperiosa que, en fechas muy concretas, algunas personas sienten de viajar a otro país, sea cual sea el precio a pagar, nunca ha tenido nada de racional. Más bien al contrario.
Pero si añadimos que este virus ya ha provocado casi 200.000 muertos entre españoles y alemanes, la decisión de viajar a toda costa puede considerarse del todo surrealista.
Y es que, al final va a resultar que es cierto el simpático estribillo de la famosa canción de Sak Noel: la gente está muy loca.