Semanas de confinamiento y meses de crisis económica provocada por el cerrojazo turístico tuvieron consecuencias demográficas radicales con el freno casi en seco de la inmigración hacia las islas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó este martes los datos de variaciones residenciales durante 2020 y la cifra es tremendamente elocuente de la realidad que se vivió ese año: el saldo migratorio fue de apenas 8.905 personas, lo que representa un caída de un 66 por ciento con respecto a los datos de un año antes.
El saldo migratorio es la diferencia entre quienes llegaron a las Islas y quienes se fueron de ellas y los datos del INE recogen que hubo un saldo positivo de 11.298 personas del extranjero y un saldo negativo de 2.393 españoles. Es decir, durante 2020 se fueron más españoles de la Comunitat de los que llegaron al archipiélago.
La cifra sigue siendo positiva pese a la pandemia, pero hay que retroceder al año 2015 para encontrar una estadística tan baja de saldo migratorio e incluso ese año fue superior. En 2015 la diferencia entre llegadas a Balears y salidas de la Comunitat fue de 9.380 personas. A partir de ese año, los datos van en aumento hasta el año 2019, con un saldo migratorio de 26.013 ciudadanos, tres veces más que en el año de la pandemia.
Las caídas más importantes en el saldo migratorio se produjeron en Madrid y en Balears, pero es en la comunidad madrileña donde hubo un mayor descenso de la movilidad: si en 2019 el saldo migratorio fue positivo en 105.252 personas, un año más tarde solo lo fue en 8.500 ciudadanos.
El dato más curioso es que en comunidades cercanas a la capital, como Castilla y León o Castilla-La Mancha, el saldo aumento con respecto al año anterior, lo que puede indicar que la pandemia provocó una movilidad desde Madrid hacia sus comunidades limítrofes.
En el conjunto de España, el saldo migratorio se redujo a la mitad y pasó de 528.093 nuevos residentes en el año 2019 a 252.393 personas tan solo un año después.