El Govern, y también el mismo Juli Fuster, exdirector general del IB-Salut, explicaron el lunes pasado que no tenían constancia de que existiera el proceso judicial que desembocaría en su dimisión. Se trata de una resolución en la que el TSJIB le reprochó haber firmado un documento relacionado con unas oposiciones a las que se presentaba su hija, algo que contravenía el código ético del Govern.
Sin embargo, en el seno de Salut sí sabían que este tema estaba judicializado, «pero no en ese punto», matiza el director entrante del Servei, Manuel Palomino que reconoce que «igual no se ha explicado bien».
«Simplemente sabíamos que había un recurso que estaba resuelto, pero no que se basaba en la abstención de Juli Fuster o que se le daba valor a eso», añade.
Palomino reconoce que se conocía la existencia de la demanda de un aspirante a anestesiólogo y reanimación que, al haber firmado su examen de oposición, quedó descartado del proceso por decisión del tribunal responsable de las pruebas. «Es cierto que en las bases no se indica que no se tiene que firmar», confirma el actual director del IB-Salut que señala que así lo explicaron miembros del tribunal, al ser requeridos en sede judicial. Una vez allí, «les escuchan y [el TSJIB] resuelve que hay que volver al punto inicial y ya está», añade. «Pero nunca se consideró que la recusación pudiera afectar en nada al proceso. No tenía nada que ver», incide.
Manuel Palomino elucubra:«supongo que el abogado del recurso lo plantearía posteriomente». Y ésa sería la parte del proceso que todos desconocían porque «no se estaba dilucidando en ese momento».
Palomino insiste en que el objeto del escrito no ponía en tela de juicio el parentesco de Juli Fuster con su hija en el proceso. «Lo que no se sabía era esa parte, el reproche judicial que, al final, iba en contra del código ético», explica. Una de las funciones del director del IB-Salut es firmar, o refrendar, las decisiones de los tribunales opositores pero se le reprocha que lo hiciera en unas alegaciones presentadas en la que afectaban a su hija. Es por este motivo que Juli Fuster presentó su dimisión y que la próxima semana, la consellera de Salud, Patricia Gómez, volverá a comparecer en el Parlament.