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Violencia de género

«Te voy a matar, pero yo no me mancharé las manos»

El relato de una víctima de violencia machista calificada de ‘riesgo extremo'

María (nombre ficticio) ha presentado una gran cantidad de denuncias contra su expareja desde que se separaron. | G.R.

| Palma |

«Siempre me decía: 'El día que me dejes, ese día no me van a importar ni tus hijos ni los míos. Te voy a matar, pero yo no me mancharé las manos. Tengo dinero para pagar a alguien'». María (nombre ficticio) vive con miedo. Tiene miedo por lo que le pueda pasar tanto a ella como a sus seres queridos. Sabe, por desgracia, que las amenazas de su ex pareja son reales. «Hoy sale de la cárcel y estoy segura de que va a venir a por nosotros», nos comentó la primera vez que este periódico contactó con ella. Tan solo unas horas después su actual pareja sufrió una paliza en plena calle. El maltratador volvió a ingresar en prisión. Días antes, alguien lanzó cócteles ‘molotov' contra su casa con ella y su hijo pequeño en el interior. Esa misma noche el coche de su hijo mayor también fue quemado. Está considerada como una víctima de violencia machista de ‘riesgo extremo' y actualmente una patrulla de la Policía Nacional de Palma escolta su vivienda día y noche.

Acudimos a su vivienda para conocer de primera mano el caso. Tras identificarnos ante los agentes, María y su actual pareja, dan comienzo a un relato, una auténtica pesadilla, que se inicia años atrás. «Estuve casada con él durante más de 24 años. Me saca doce años de diferencia y empezó conmigo cuando yo tenía 16 años. Siempre me ha maltratado, desde el minuto uno, tanto físicamente como psicológicamente», explica Maria. Un maltrato que muchas veces iba ligado al habitual consumo de sustancias estupefacientes por parte de este individuo pero que se agravó cuando tuvieron hijos: «Es adicto. Siempre ha tomado mucho alcohol y cocaína. Cuando tuve a mis hijos se puso todo mucho peor. Me daba una paliza y me encerraba en casa. Debía pensar que ahora que teníamos hijos podía abusar todavía más. También había violaciones. Yo dormía con mis hijos y en mitad de la noche me sacaba de la cama de los pelos y me agredía sexualmente».

Separación y amenazas

Con la decisión de separarse tomada, el problema que se le presentaba a María era la dependencia total a nivel económico que tenía con el maltratador. «Yo iba a comprar el pan y le tenía que pedir dinero», asegura María. Cuando llegó el momento de dar el paso fue cuando empezaron las amenazas de muerte: «Era tal la obsesión, que o estaba con él o no iba a estar con nadie. Me decía que la persona que estuviera conmigo o se me acercara lo mataba».

Unas amenazas, que a los pocos años se empezaron a cumplir: «Está cumpliendo todo lo que dijo. No han bastado veinticinco años de estar con él, que llevo seis más de tortura desde que nos separamos. Ha llegado al extremo de venir a mi casa a prenderme fuego dentro estando su propio hijo».

Sicarios, cócteles molotov y palizas

«Siempre ha dicho que no se iba a manchar las manos. Hace años ya contrató a unos búlgaros para que fueran a por mi y a por mi hijo mayor. Al moverse en el mundo de la droga y tal conoce a mucha gente y tiene mucho dinero. Conoce a gente de lo peor», dice María.

Tres episodios recientes lo corroboran: el lanzamiento de cócteles ‘molotov' contra su vivienda y minutos después contra el coche de su hijo mayor; y la paliza que recibió su actual pareja. Los investigadores de la Policía Nacional, a través de la pulsera de seguimiento, pudieron esclarecer que el maltratador no fue el autor material de los hechos pero todo apunta a que está detrás de los hechos. Días después, un grupo policial recibió un correo anónimo que informaba que el hombre había contratado a unos sicarios para que se encargaran de la mujer. El maltratador volvió a ingresar en prisión dos días después de haber salido.

Así quedó la entrada de la vivienda tras el impacto de los cócteles 'molotov'.
Imagen del coche del hijo mayor de María.

«Ni estando él en la cárcel yo estoy a salvo. Tiene a sicarios fuera. No voy a estar a salvo fuera. No puedo vivir con la agonía de tener que depender de una patrulla de policía. Él no va a parar ni estando dentro de la cárcel. Me quiere quitar de en medio. También va a por mi pareja y a por mi hijo mayor que no tienen protección. Yo quería que todo esto saliera y se hiciera público por si llega el momento en que cumple su objetivo y me mata a mí, a mi pareja o a mis hijos. Quiero que todo esto se sepa», concluye.

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