Cinco meses de cárcel y tres años sin poder tener animales. Y una responsabilidad civil que está aún por determinar. Este es el castigo que aceptó este jueves en un juzgado de lo Penal de Palma el dueño de una perra que reconoció que no la llevó al veterinario sabiendo que estaba enferma tras contraer leishmaniosis, una enfermedad infecciosa que se transmite por la picadura de un mosquito.
El procesado, español de 46 años, se declaró culpable de un delito de maltrato grave a animales domésticos. Evitará la prisión siempre y cuando no vuelva a cometer ningún delito durante los dos próximos años y realice un curso de sensibilización animal.
Los hechos se remontan al mes de noviembre de 2022. Al hombre se le escapó de su finca una perra de la raza setter inglés. Una persona la encontró y la entregó a la perrera de Son Reus. Allí, tras comprobar que portaba chip, descubrieron que se encontraba en muy mal estado y que tenía problemas en ambos ojos como consecuencia del estado de la enfermedad de leishmania que sufría. Su dueño no solo no denunció su desaparición sino que no le estaba dando los cuidados básicos ni tampoco la llevó al veterinario.
Un profesional realizó un examen al can y certificó que padecía dicha enfermedad. Asimismo confirmó que el estado que presentaba la perra se podía haber evitado si se le hubiera prestado atención veterinaria a tiempo. Para que no sufriera tanto se le extirpó un globo ocular al animal. El hombre, tras reconocer su culpabilidad ante la magistrada, dio el visto bueno a los cinco meses de prisión tras el acuerdo que alcanzó su abogado con la Fiscalía antes de iniciarse la vista.