El escritor y poeta Antonio Colinas acaba de publicar «Nuevo tratado de armonía» (Tusquets), una obra de reflexión vital «que completa y culmina» su «Tratado de armonía», publicado hace ocho años en la misma editorial. Con este libro se cierra un año fértil en publicaciones para el autor leonés, quien residió en Eivissa durante 20 años, ya que hace dos meses apareció «El crujido de la luz» (Edilesa), un volumen de aproximación autobiográfica a los diez primeros años de su infancia, y está a punto de publicarse en la colección Austral su «Antología esencial de la poesía italiana de todos los tiempos», una amplia muestra de la lírica italiana «desde San Francesco de Asís hasta Passolini», seleccionada y traducida por el propio Colinas, buen conocedor de la lengua de Dante.
La contemplación reflexiva del mundo que le rodea está en el origen de la reflexiones que conforman «Nuevo tratado de armonía», que se completan con tres textos de prosa poética incluidos al final del volumen: «Páginas del icono», «Los caminos del tiempo» y «En las noches azules». Cada uno se vertebra en torno a un objeto o una imagen simbólica: un icono cuya presencia silenciosa llena la casa, el camino como metáfora del tiempo a la vez que prueba iniciática, y «la noche azul», que preside las visiones que el autor tiene sobre las noches de Eivissa, texto con el que Colinas colaborará con el pintor italiano Mario Arlati en un libro que aparecerá la próxima primavera.
La presencia de Eivissa está claramente reflejada en «Nuevo tratado de armonía», cuya dedicatoria reza así: «A mis amigas y amigos de la isla, todavía, siempre, en mí, bajo esa luz que ya es todas las luces». En relación a «Tratado de armonía», Colinas explica en el prólogo de la obra que «esta segunda parte refuerza y fundamente la primera, en la medida en que el escritor, si es sincero, siempre acaba escribiendo lo que debe escribir; es decir, uno no hace las obras sino que éstas, en cierta manera, le hacen a uno».