«El primer objetivo es la rehabilitación del Castillo, pero también la revitalización de la zona». Con estas palabras resumió ayer la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, el proyecto de usos del enclave histórico de Dalt Vila, cuyo presupuesto asciende a un total de 3.444. 836.454 pesetas, de las cuales el erario público tendría que aportar entre el 20 y el 50 por ciento, correspondiendo el resto a capital privado, según los márgenes de máximos y mínimos señalados por Joaquim Clusa, responsable del estudio de gestión y financiación del proyecto.
Finalmente, las propuestas de intervención en el Castillo, según los arquitectos redactores y co-redactores del proyecto (Martínez Lapeña, Xavier Pallejà, Elías Torres y Salvador Roig), incluyen una oficina turísticas y tiendas de recuerdos, un restaurante y una sala para usos representativos e institucionales (Casa del Governador); un pequeño hotel de excelencia, una cafetería y nuevas salas para el Museu Arqueològic (Quarters de Simón Poulet); salas de usos polivalentes y otras para usos docentes, un auditorio para 100-150 personas y locales de servicios, para grupos musicales y camerinos (en la antigua Casa de la Ciutat y dependencias anexas), y espacios abiertos para actividades al aire libre (el Pati d'Armes, especialmente).
Asimismo, la gran cisterna que hay junto a la entrada principal se acondicionará como sala de exposiciones y actividades afines. El acceso a los diferentes planos se hará mediante rampas, escaleras o un ascensor. Una de las particularidades del proyecto es «es que son usos compatibles y complementarios entre ellos», apuntó Pilar Costa. Así, por ejemplo, las áreas docentes pueden utilizarse como auditorio; el hotel, la cafetería y el restaurante pueden trabajar vinculados, permanente u ocasionalmente, y el museo puede utilizar las áreas docentes y el auditorio.
El estudio prevé asimismo que las diferentes administraciones involucradas así como las entidades interesadas en la rehabilitación del Castillo pueden aportar propuestas alternativas con el fin de consensuar la mejor solución definitiva para este emblemático lugar, que desde 1972 dejó de ser militar para pasar a propiedad del Ayuntamiento de Eivissa. «Confiamos en la responsabilidad de la oposición para lograr el consenso», apuntó Costa.