Un verano más, Nacho García Vega ha vuelto para disfrutar de unos días de ocio en «mi segunda casa, el sitio de mi recreo, como diría mi primo Antonio; pero también de mi golfeo, mi relajación, mi lugar favorito, al que siempre que puedo me escapo». Quien fuera, junto a Antonio Vega, guitarrista y una de las voces de Nacha Pop, uno de los grupos más representativos del pop español de los 80, frecuenta Eivissa (donde tiene un hermano) desde hace unos 20 años. Tras seis años de silencio discográfico, en mayo editó su segundo disco en solitario, después de la aventura de Rico, el grupo que formó al dejar Nacha Pop.
En el pasado festival valenciano del Socarrat ofreció una actuación con su nueva banda; y en el mismo cartel figuraba Antonio Vega. «Había una gran expectación para ver si hacíamos algo juntos, pero no pudo ser. Por lo menos tuve la oportunidad de verle, después de dos años. Charlamos un rato y dejamos otra vez las puertas abiertas para juntarnos. Cuando nos separamos ya dijimos que las puertas no se cerraban, y siguen más abiertas que nunca. No tenemos fecha, pero es bastante probable que suceda más pronto que tarde», explicó a Ultima Hora Ibiza y Formentera .
Y es que la combinación de la melancolía de Antonio con la energía de Nacho fue una fórmula que funcionó muy bien. «Sí, y creo que la sigue totalmente vigente; si la retomamos será precisamente porque pensamos que nos complementamos de una forma muy especial, como muy poca gente ha podido conseguir». Una nostalgia que García Vega cifra «en las ganas de sorprender que entonces teníamos. Ahora parece que los músicos se han acomodado mucho a lo de que todo está ya inventado y sólo se puede hacer un pastiche de lo anterior». «Pero yo creo que no, hay muchas canciones por componer, muchas fórmulas que no se han desarrollado. Ahí está mi inquietud, en hacer algo que creo que no lo ha hecho antes nadie que yo, porque si no, me aburriría y posiblemente me retiraría de esto», concluyó.