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Antoni Cardona: «Un buen editor también debe ser artista»

El editor ibicenco más veterano, está al frente de Edicions Can Sifre, Víctor Books y La Pléyade

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Editor atípico, pues suele jactarse de no dar prioridad a la rentabilidad y de no pagar a los escritores (algunos de ellos de reconocida categoría), Antoni Cardona gusta a veces de emitir opiniones polémicas. Así, a la pregunta de Ultima Hora Ibiza y Formentera de por qué no era profeta en su tierra, respondió que «creo que soy un poco profeta, lo que pasa es que la tierra tiene sus ídolos, aunque sean de barro». Impulsor desde los años 80 de revistas como «es Vedrà i es Vedranell» y «La veu d'Eivissa i Formentera» (que tuvieron una vida efímera, sobre todo la segunda), su actividad editorial la diversifica en tres líneas de publicaciones: Edicions Can Sifre, para obras culturales en catalán; Víctor Books, para otras lenguas; y La Pléyade, una colección de poesía en lengua castellana.

Nacido hace 48 años en Sant Jordi, desde los 7 a los 30 Cardona vivió en Palma, salvo en vacaciones. Es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona y durante seis años estuvo en Inglaterra «haciendo estudios de posgrado en una fundación que organizaba cursos de idiomas y cultura inglesa». Su vocación literaria (narrador y poeta) la sintió desde pequeño, pero fue a partir de 1983, cuando se presentó a concejal al Ayuntamiento de Sant Josep por el PSOE («lo más progresista que había entonces»), cuando empezó a darla a conocer a través de «es Vedrà i es Vedranell», una revista casi de partido, en la que poco a poco fueron colaborando los principales escritores de la isla, con Marià Villangómez al frente. Dejó de publicarse en 1986 por cambio del proyecto político que la respaldaba, ya que Cardona pasó del PSOE al ENE, partido del que fue uno de sus miembros fundadores.

Como editor, Antoni Cardona tiene unos principios poco frecuentes. «Para mí, además de una gran vocación y amor a los libros, un buen editor debe ser también artista, porque ni la técnica ni el dinero harán nunca un buen editor», explicó. Lo que no es óbice para que procure rentabilizar su empresa, que tal parece el móvil que le empujó a fijar desde hace varios años su domicilio editorial en Palma. «Lo hice porque entendí que para una editorial que tenía vocación balear, era muy difícil actuar desde Eivissa; y el tiempo creo que me ha dado la razón, ya que un editor que no tenga la distribución institucional que tiene en Palma, siempre será un desconocido en las otras islas».

De los libros que ha editado, Cardona se siente especialmente orgulloso de «Les germanes captives», una obra de Villangómez, que recibió en 1998 el prestigioso Premi Cavall Verd a la mejor edición de obras teatrales del año en el área lingüística catalana. También de un libro sobre Ramon Llull, que tuvo repercusión en Alemania, de donde recibió varios pedidos; o «Historia de la educación en la Ibiza contemporánea», de Neus García Ferrer, que recibió el elogio de Antoni Colom Cañellas, de la UIB, quien escribió en el prólogo que se congratula «de que haya editores que hagan de su profesión no sólo un medio de vida, sino también un servicio cultural a la comunidad, lo que produce sana envidia».

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