El contenido del Centro Internacional de Cultura Contemporánea de San Sebastián dejará de ser una incógnita dentro de un año, el tiempo aproximado que tardará el ibicenco Bartomeu Marí, especialista en arte moderno, en diseñar este proyecto de carácter interdisciplinar. En declaraciones a El País y al Diario Vasco, Marí afirmó el miércoles que «No encuentro un referente ideal para el proyecto, pero podría tener bastante relación con el Pompidou de París».
Las instituciones impulsoras del Centro (Ayuntamiento de San Sebastián, Diputación de Guipúzcoa y Gobierno vasco) encargaron al gestor ibicenco la definición de contenidos el pasado martes, el mismo día en que se decidía la celebración de la bienal europea Manifiesta 5 en la capital donostiarra. Marí pone al servicio de esta iniciativa su experiencia de seis años como director del Centro de Arte Contemporáneo de Rotterdam Witte de With, así como su labor como conservador del IVAM valenciano entre 1994 y 1995, y su actividad como miembro del Consejo de Administración del Centre Internacional pour la Ville et l'Archiquecture de Bruselas y de la comisión para la elección del director artístico de la Documenta 11 de Kassel (Suiza).
Bartomeu Marí tendrá libertad para definir el proyecto de reconvertir una vieja fábrica tabacalera ubicada en el centro de la ciudad en un Centro Internacional de Cultura Contemporánea, con un único techo, el carácter «singular», que quieren otorgarle las tres instituciones implicadas, que ya han consignado de antemano 18 millones de euros para materializar el proyecto. «No pretendemos repetir experiencias», manifestó el alcalde donostiarra, Odón Elorza. Se trata de «dar cabida a todas las culturas» en un espacio «abierto y multidisciplinar», que acogerá «la cultura vasca y las nuevas manifestaciones y soportes culturales del siglo XXI, haciendo hincapié en el campo de los soportes visuales, digitales, fotográficos o electrónicos». En este sentido, Marí apuntó que en el Centro «se integrarán diversas funciones, actividades, programas y ofertas culturales», desde una gran biblioteca hasta colecciones permanentes, exposiciones temporales, o espacios de diseño, la fotografía o el cine. Incluso cabe la posibilidad de integrar también en el edificio música y literatura.
Preguntado si el proyecto encajaba en la tendencia europea de reconvertir viejas naves y fábricas en centros culturales, Marí asintió diciendo que «es un hecho muy significativo en relación con la transformación de las actividades económicas, con el desarrollo de las ciudades y con la forma en la que se vive en ellas. En Europa se ve claro, el acceso a la cultura no es un lujo, sino una necesidad. Aunque eso sí, necesitas buenos instrumentos para acceder a producciones culturales de relevancia que sean de interés para el gran público».
Sobre los contactos con los agentes culturales del País Vasco que colaborarán en el diseño del nuevo Centro Cultural, el responsable del proyecto afirmó que «aún no ha habido tiempo, pero mi intención es empezar a trabajar cuanto antes de una forma muy intensa. De momento, me he encontrado con una acogida fantástica y muy cordial, algo que siempre resulta muy estimulante», concluyó.