«El descubrimiento que hizo Sert de Eivissa en 1928 fue como un flechazo cuya influencia le duró toda la vida». Con estas palabras resumió ayer Jaume Freixa la influencia que la isla tuvo en la vida y obra de Josep Lluís Sert, durante la conferencia que abrió el programa de actividades organizado por la entidad con motivo del centenario del nacimiento del prestigioso arquitecto catalán, enterrado en el cementerio de Jesús. Comisariado por los arquitectos Fernando Irurre y Josep Vich, el programa ha sido patrocinado por el Consell Insular y la Conselleria d'Obres Públiques del Govern Balear.
Previamente a la conferencia de Jaume Freixa, tuvo lugar la inauguración de una exposición sobre Josep Lluís Sert en la que se muestran desde planos y dibujos originales del arquitecto hasta animaciones en tres dimensiones de dos de sus obras en la urbanización de Can Pep Simó.
El título de la conferencia de Jaume Freixa, «El museu habitable», muestra «una pequeña paradoja» que alude «al sentido de proporción con la medida humana que siempre tenía la arquitectura de Sert, hasta cuando hacía museos», explicó. «Por eso mucha gente le decía que le apetecía vivir en una casa parecida». Ello era posible, «gracias a la luz, a las dimensiones de los locales, que no son nunca extraordinarias; unas medidas y una geometría que se acomodan a la persona, están cerca de las medidas anatómicas y presentan una especie de comodidad natural», añadió. Como ejemplo, el colaborador de Sert puso el de la Fundació Miró de Barcelona y la Fundación Maeght de Niza.
En cuanto a la huella que Eivissa dejó en la obra de Sert, Freixa afirmó que « la arquitectura rural de la isla le dio toda una lección de sobriedad y al mismo tiempo de una gran comodidad y nobleza». «La vio como muy próxima, porque está hecha de volúmenes cúbicos y de geometría muy sencilla, muy arraigada a los sistemas constructivos; muy racional, para entendernos», precisó.