JULIO HERRANZ
El salón de actos de la sede del Col·legi d'Arquitectes de Eivissa (Can Llaneras) resultó ayer pequeño para acoger al numeroso público que asistió a la conferencia con la que Rafael Moneo puso fin a los actos organizados por dicha entidad para celebrar el centenario del nacimiento de Josep Lluís Sert. Al acto asistió la presidenta del Consell, Pilar Costa; el vicepresidente, Vicent Tur; el portavoz de Cultura del Grupo Popular, Joan Marí Tur; y un buen número de arquitectos, entre los que se encontraban Elías Torres, Salvador Roig o Xavier Palleja.
Antoni Ramis, decano del Col·legi d'Arquitectes de Balears; Xavier Planas, presidente de la sede ibicenca, y Fernando Irrurre, comisario con Pep Vich de la exposición y el ciclo de conferencias del centenario, hicieron la presentación de Moneo. El ponente comenzó su exposición afirmando que «Sert fue una figura compleja, extraordinariamente interesante y crucial para ver cómo evolucionó la arquitectura del siglo XX». Aunque sólo se encontró con él una vez, «en el 81 o en el 82, y de refilón, por motivos que se mes escapan me he visto próximo a su trabajo, hasta el punto de ocupar hoy la cátedra que en Harvard lleva su nombre», precisó.
Rafael Moneo explicó que la llegada de Sert a Nueva York en 1939 coincidió con la del «Guernica» de Picasso. «Entró en contacto con Gropius y se integró en el grupo de artistas emigrados que eran amigos suyos en París, como Leger, Chagall, Mondrian o Matta». Sus primeros trabajos en Estados Unidos fueron para una institución que prefabricaba cuarteles, y también realizó varios proyectos para Latinoamérica. Junto a Gideon, un arquitecto clave en sus años americanos, el arquitecto catalán enterrado en el cementerio de Jesús comenzó a escribir sobre urbanismo y ética social, mostrándose crítico con la línea oficial que marca la arquitectura moderna.
«Sert habla de la necesidad de una escala humana, de autenticidad y espontaneidad y defiende una arquitectura orgánica y humanista», según los modelos que tanto amó en sus años jóvenes de la arquitectura tradicional ibicenca, apuntó Moneo. La parte nuclear de su ponencia se centró en explicar mediante diapositivas tres ejemplos representativos de los proyectos que Josep Lluís Sert realizó en Cambridge (Massachusetts), donde se ubica la Universidad de Harvard, de la que fue decano desde 1953 hasta 1969, cuando se jubila. «El amor que sentía por Harvard era muy grande, hasta el punto de dejar en herencia para la Universidad su propia casa, con los cuadros importantes que había en ella».
Los tres edificios de Sert del Campus de la Universidad elegidos por Moneo, «siguen teniendo capacidad instrumental y están integrados por completo en su entorno», afirmó. Antes de la proyección de las diapositivas, el conferenciante leyó dos citas de Sert para demostrar la actitud crítica del arquitecto homenajeado respecto a la postura oficial del Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna (CIAM), algunas de cuyas reuniones llegó a presidir en distintos lugares del mundo a partir de los años 50.