M. DÍAZ/ R.C.
Ante una auténtica avalancha de periodistas, Miquel Barceló,
conocido por su escaso apego a las presentaciones públicas,
resistió como un campeón la inauguración el miércoles de su
exposición en sa Llonja de Palma. «Nunca hubiera esperado este
recibimientoento», dijo rodeado de cámaras y micrófonos que no le
dejaban respirar, tras recorrer la última de las cuatro
exposiciones sobre su obra que se presenta en las cuatro islas,
primera entrega del ciclo BalARts, que organiza la Fundació Balears
21.
Barceló aseguró que hasta ahora no había expuesto un proyecto de esta envergadura porque «no me lo había pedido nadie». En esta ocasión, «hace dos años que estamos hablando con esta administración y las cosas se han hecho como se han de hacer». La exposición de Palma completa un recorrido por su trabajo que puede verse en Eivissa, Formentera y Menorca en una «vuelta a casa literalmente» en la que ha «practicado la intereinsularidad, que no la practicamos nunca», apuntó el artista, quien calificó de «fantástico» el montaje que el comisario Enric Juncosa ha realizado con su obra. «Tal vez la pintura no está de moda como en los ochenta, por suerte para todos. Por desgracia volverá a estarlo, porque las modas son siempre efímeras y pasajeras, y cíclicas también; ya nos podemos ir preparando para otra oleada de pintura; las modas sirven para una huida hacia adelante y pocas cosas más», aseguró Barceló, quien calificó a la muestra de sa Llonja de «emocionante, porque es mi casa y porque nunca había hecho una exposición tan importante en mi propia isla».